Una nueva investigación supone una revolución en los tratamientos contra enfermedades asociadas al estilo de vida y el envejecimiento como la diabetes, el hígado graso, y el colesterol alto

Investigadores de la Universidad de Osaka han descubierto una nueva estrategia para combatir enfermedades altamente relacionadas con el estilo de vida y el envejecimiento, como la diabetes, el colesterol alto y el hígado graso. “Este es un descubrimiento realmente emocionante con importantes implicaciones terapéuticas”, dice Tamotsu Yoshimori, autor principal del estudio.

No importa cuánto intentemos combatirlo, el envejecimiento es parte de la vida. El colesterol alto, la diabetes y el hígado graso, el conjunto de afecciones relacionadas con el estilo de vida, se vuelven más comunes a medida que envejecemos. Una nutrición desordenada y el sedentarismo aparecen comúnmente en los perfiles de quienes las padecen. Pero, ¿y si encuentran un fármaco que evita estos procesos independientemente de cuál sea nuestro estilo de vida?

Lo que han encontrado en laboratorio, es que muchas de estas afecciones relacionadas con la edad se disparan cuando se producen cambios dentro de los adipocitos, las células grasas responsables de almacenar el exceso de energía. Es decir, el problema comienza cuando los adipocitos “envejecen”, dejan de cumplir su función, y acumulan grasa de más.

Los investigadores han ido más allá: lo han relacionado con la presencia de una proteína específica, Rubicón, que puede suministrarse como suplemento. La falta de esta proteína (en ratones) acelera el envejecimiento de los adipocitos y cuando se lo suministraron como suplemento «rejuvenecieron» y los ratones crecieron libres de diabetes y colesterol. Este descubrimiento plantea un nuevo modo de abordar estas afecciones.

En el estudio publicado en Nature Communications , investigadores de la Universidad de Osaka han descubierto exactamente cómo envejecen las células grasas (los adipocitos) y se disparan las enfermedades relacionadas con el estilo de vida

«Los adipocitos producen hormonas y citocinas que regulan la función de otros órganos metabólicos», explica el autor principal del estudio, Tadashi Yamamuro. “Cuando comienzan los cambios en el tejido adiposo relacionados con la edad dan se producen trastornos metabólicos que están estrechamente asociados con enfermedades cardiovasculares potencialmente mortales. Hasta ahora, nadie sabía realmente qué causa la disfunción de los adipocitos cuando envejecemos».

QUÉ HACE QUE LAS CÉLULAS GRASAS DEJEN DE CUMPLIR SU FUNCIÓN

El equipo de investigación decidió centrarse en un proceso natural de las células: la autofagia. La autofagia es un mecanismo natural de regeneración que ocurre en nuestro cuerpoa nivel celular. La palabra, derivada del griego, hace referencia a la idea de «comerse a uno mismo», que sería el mecanismo por el que las células de nuestro cuerpo se degradan y reciclan sus propios componentes.

Las células usan la autofagia para deshacerse de proteínas y orgánulos dañados. Cuando el proceso de “limpieza” falla, comienza inevitablemente el envejecimiento

Hay numerosos fármacos y dietas enfocadas a estimular ese proceso de regeneración natural, la autofagia, Se ha probado en ratones que el ayuno lo estimula, aunque no hay ninguna prueba de que en humanos funcione.

La autofagia es esencial también para el funcionamiento normal y la longevidad de órganos como el hígado o el riñón

Estudios anteriores han demostrado que la autofagia desempeña un papel importante en la prevención de diversos trastornos relacionados con la edad y es probable que esté involucrada en el proceso de envejecimiento. Pero lo más pertinente de esta nueva investigación ha sido el hallazgo de que la autofagia es esencial también para el funcionamiento normal y la longevidad de órganos como el hígado o el riñón.

UN PROTEÍNA QUE PUEDE TOMARSE COMO SUPLEMENTO «REJUVENECE» LAS CÉLULAS

Cuando envejecemos aumentan los niveles de una proteína llamada Rubicón y es la que hace más lento el proceso de “limpieza” de células dañadas. Yamamuro dice: “Anteriormente mostramos que una proteína llamada Rubicón, que inhibe la autofagia, aumenta en los tejidos envejecidos. Por lo tanto, planteamos la hipótesis de que Rubicon se acumule en los adipocitos envejecidos, lo que disminuye la actividad autofágica y contribuye a la aparición de trastornos metabólicos».

Sin embargo, sorprendentemente, los investigadores encontraron que los niveles de Rubicón en realidad estaban disminuidos en el tejido adiposo de ratones envejecidos, lo que resultó en una mayor actividad autofágica.

A partir de ahí, los investigadores desarrollaron una línea de ratón en la que inactivaron el Rubicon específicamente en el tejido adiposo.

«En ausencia de Rubicón, los adipocitos iniciaron una autofagia excesiva», explica el autor principal Tamotsu Yoshimori. «Como resultado, los ratones desarrollaron enfermedades del estilo de vida como diabetes e hígado graso y tenían niveles de colesterol significativamente más altos, a pesar de ser alimentados con la misma dieta que los animales de control».

Los investigadores pasaron a identificar las proteínas específicas afectadas por el aumento de los niveles de autofagia, lo que demuestra que la suplementación de estas proteínas en los ratones sin Rubicón restauró la función de los adipocitos.

“Este es un descubrimiento realmente emocionante con importantes implicaciones terapéuticas”, dice Yoshimori. «Debido a que la pérdida de rubicón adiposo dependiente de la edad causa enfermedades del estilo de vida a través del exceso de autofagia. Así, inhibir la autofagia en los adipocitos puede ayudar a prevenir la aparición de estas afecciones prevalentes y potencialmente mortales».

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