El chancroide, también conocido como chancro blando, es una enfermedad infecciosa de transmisión sexual. La produce una bacteria llamada Haemophilus ducreyi, y se transmite en las relaciones sexuales con personas infectadas cuando no se utiliza preservativo. Produce unas úlceras genitales dolorosas llamadas chancros, blandos en este caso. El nombre viene del francés chancre, que a su vez procede del latín cáncer por el aspecto que tiene la úlcera.

Las úlceras del chancro blando se acaban curando solas en uno o dos meses, pero si hay una inflamación ganglionar importante pueden acabar produciendo fístulas en la zona de la ingle. Por eso a menudo se drenan los ganglios inflamados asociados al chancroide. Aunque no se produce infección diseminada por esta bacteria, sí puede haber complicaciones locales en forma de balanopostitis o fimosis. La sobreinfección por otras bacterias también puede ser muy complicada.

En cualquier caso, al tratarse de una bacteria, afortunadamente se puede tratar de forma efectiva con antibióticos con curación completa posterior. Aun así sería fundamental prevenirla. Por otro lado, padecer chancroide no confiere inmunidad, por lo que las personas con prácticas sexuales de riesgo se pueden infectar múltiples veces a lo largo de su vida.

Relación del chancro blando con otras enfermedades de transmisión sexual

Algo preocupante del chancro blando es que se asocia a menudo con otras enfermedades de transmisión sexual como el VIH, facilitando además la transmisión de este agente viral. También se puede acompañar de –o confundirse con– otras ETS como la sífilis, el linfogranuloma venéreo, el herpes genital, o el granuloma inguinal. Otras ETS como la gonorrea o la clamidiasis también deben ser estudiadas y tratadas en los pacientes que tienen un chancroide.

Todos los años hay millones de casos de chancroide en el mundo, sobre todo en los hombres y en las mujeres trabajadoras del sexo, que a menudo se ven forzados a mantener relaciones sexuales sin preservativo en contra de su voluntad. Es más frecuente en países más pobres y con peores condiciones de higiene y sociosanitarias. Además del tratamiento antibiótico, es importante prevenir esta enfermedad de transmisión sexual fomentando el sexo seguro.

La bacteria que causa el chancro blando o chancroide se llama Haemophilus ducreyi. Es una bacteria de tipo bacilo o cocobacilo gram negativo que en la tinción de Gram o Giemsa se dispone formando “bancos de peces” o “vías de ferrocarril”. Es una bacteria muy exigente en cuanto a sus requerimientos de elementos nutricionales, por lo que resulta complicado de cultivar. El reservorio de esta bacteria parece que es exclusivamente humano.

Esta bacteria penetra en una llaga o úlcera abierta (un chancro) próxima a los órganos genitales tanto de hombres como de féminas. Esta úlcera al sangrar o supurar propaga un fluido que puede contagiar las bacterias durante la práctica sexual (tanto vaginal, como oral o anal). La bacteria causante del chancro blando también puede diseminarse por contacto directo de piel a piel con una persona infectada.

Esta enfermedad se conoce desde la antigüedad, y Paracelso ya la describe en el siglo XVI. Al principio se pensaba que estaba relacionada con la sífilis, pero en el siglo XIX, en Lyon, se vio que era un proceso distinto. Fue Ducrey, en 1889 en Nápoles, quien demostró la existencia de la bacteria responsable. Cogió pus de un chancro propio y se lo inoculó a tres personas diferentes, observando luego la bacteria en el pus resultante.

Antiguamente el chancroide estaba presente de forma endémica y con una alta prevalencia en casi todo el mundo. Las campañas de educación sexual han sido bastante eficaces en este sentido, habiéndose logrado eliminar la endemicidad del chancro venéreo en los países industrializados. Sin embargo, sigue siendo muy frecuente en zonas, sobre todo tropicales y subtropicales, de África, Asia y Sudamérica.

En las zonas mencionadas, el chancroide es más frecuente en los varones, en estratos socioeconómicos pobres y con escasa capacidad de asegurar unas condiciones de higiene adecuadas. La fuente de infección más frecuente es la prostitución, sobre todo en entornos marginales, en los que la drogadicción está muy extendida, o en personas que tienen previamente otras enfermedades de transmisión sexual.

Tras un contacto sexual de riesgo con exposición a la bacteria que produce el chancroide o chancro blando hay un período de incubación corto, de cuatro a siete días. Pasado este tiempo, y sin síntomas previos, aparece de repente en la zona afectada una pápula (una lesión sobreelevada) que rápidamente se transforma en una pústula. En 2-3 días evoluciona dando lugar a una úlcera inflamatoria y dolorosa, con fondo granuloso, sucio, y que sangra con facilidad.

Las lesiones pueden ser únicas o múltiples, incluso por autoinoculación del propio paciente. Lo más frecuente es que la úlcera aparezca en los genitales externos. En las mujeres, además de en la vulva, la úlcera del chancroide también se puede asentar en la vagina o el cuello uterino. En estos casos los síntomas pueden ser la disuria (molestias o escozor al orinar) o el dolor coital; a veces incluso no se llega a formar la úlcera, sólo la pápula.

Otras localizaciones posibles del chancro son la anal y la perianal. Además, en el 50% de los pacientes, sobre todo en los varones, se forma una adenopatía (un ganglio) inguinal en un solo lado que se llama bubón. Es doloroso, crece rápido, y finalmente se reblandece y puede acabar produciendo una fístula a través de la piel o las mucosas.

A la lesión del chancroide también se le llama chancro blando (en contraste con el chancro duro de la sífilis). Son más frecuentes las úlceras múltiples de pequeño tamaño en las mujeres (cuando es por roce de una superficie con otra con autoinoculación, se le llama “úlcera en beso”). Las úlceras únicas, de hasta 1-2 cm de diámetro, son a su vez más habituales en los hombres.

Complicaciones del chancro blando y otras posibles manifestaciones

En condiciones normales la úlcera evoluciona hacia la curación en 4-6 semanas, pero en ocasiones puede producirse una sobreinfección de la úlcera, sobre todo por bacterias fusoespiraquetales. En estos casos se pueden formar úlceras profundas, aún más dolorosas y gangrenosas, produciéndose una extensión de la infección hacia tejidos más profundos, llegando incluso a destruir los genitales externos. Este cuadro se denomina chancroide fagedénico.

Hay otras posibles manifestaciones del chancro venéreo como son el chancroide transitorio (se resuelve en 4-6 días, seguido de una linfadenitis supurativa), las lesiones ulcerativas pequeñas parecidas al herpes, las ulceraciones en las zonas de los folículos pilosos, el chancroide gigante por coalescencia de múltiples ulceritas pequeñas, o el pseudogranuloma inguinal. Sin embargo, no se producen infecciones sistémicas o diseminadas, afortunadamente.

Cuando un paciente tiene una lesión genital papular, pustulosa o ulcerada, con dolor, el médico ya tendrá en mente el chancro blando como un posible diagnóstico. Se debe hacer una historia clínica completa, preguntando por las parejas sexuales del paciente, o si se ha utilizado preservativo o no. Además, se indagará sobre otros posibles síntomas, por si hubiera alguna infección de transmisión sexual adicional.

La analítica habitual no sirve para un diagnóstico específico del chancroide. Sí es importante realizar una analítica completa con serologías de otras enfermedades de transmisión sexual como el VIH, la sífilis, o la hepatitis B. Además, habrá que realizar pruebas microbiológicas para la detección de clamidia, gonorrea, o virus herpes simple.

No hay un método de diagnóstico rápido y sencillo para el chancroide. El diagnóstico definitivo sería posible aislando H. ducreyi en un medio de cultivo especial, pero es una prueba de escasa disponibilidad, y que además no detecta todos los casos. Por otro lado, la observación de la bacteria al microscopio a menudo tampoco es factible. La reacción en cadena de la polimerasa es una prueba que no se usa aún de forma extensa, pero que es muy prometedora para alcanzar un diagnóstico más preciso del chancroide.

Por todo lo comentado, habitualmente el diagnóstico de chancroide se considera como probable cuando un paciente tiene una o varias úlceras genitales dolorosas, con o sin ganglio inguinal doloroso asociado, con una evaluación negativa para la sífilis y para el virus del herpes simple (aunque realmente podrían coexistir).

El diagnóstico diferencial del chancroide cuando es una úlcera única se hará sobre todo con sífilis, cuyo chancro es duro y no doloroso; el granuloma inguinal, producido por Klebsiella granulomatis, que tampoco suele ser doloroso; y el linfogranuloma venéreo producido por una clamidia, y que no suele doler pero sí acompañarse de múltiples ganglios dolorosos de un solo lado. Las úlceras múltiples se tienen que distinguir sobre todo del herpes simple genital.

En cuanto se sospeche un diagnóstico de chancroide en base a los síntomas mostrados por el paciente, hay que pautar tratamiento. El tratamiento médico apropiado del chancro blando cura la infección, reduce las complicaciones, y previene la transmisión a otras personas. Como enfermedad bacteriana que es, el chancroide se trata con antibióticos, en concreto Azitromicina (1 gramo en una dosis vía oral), Ceftriaxona (250 mg en una dosis intramuscular), o Ciprofloxacino durante 3 días.

Es fundamental tratar a las parejas sexuales de los diez días anteriores al inicio de los síntomas, incluso aunque dichas parejas estén asintomáticas. Además, hay que descartar la presencia de otras enfermedades de transmisión sexual.

Es importantísimo que el paciente no mantenga prácticas sexuales no protegidas durante el tratamiento. En los casos en los que haya un gran ganglio fluctuante, a menudo para su resolución es necesario drenar el mismo por incisión, o bien por aspiración con aguja.

Con el tratamiento apropiado –su toma se facilita mucho con la Azitromicina y la Ceftriaxona, que se administran en una sola dosis– los síntomas del chancro mejoran en 3-7 días, aunque las úlceras más grandes, en personas con infección por VIH, o del prepucio de los varones, pueden necesitar hasta dos semanas para su curación. Si en siete días el paciente no ha mejorado, hay que pensar que no se ha tomado el tratamiento, o que hay otra infección de transmisión sexual sobreañadida.

Cómo prevenir el chancro blando

Para prevenir el chancro blando o chancroide es fundamental practicar sexo seguro. Para ello, se deben utilizar preservativos, y sería mejor no mantener relaciones sexuales con individuos en alto riesgo de padecer enfermedades de transmisión sexual (trabajadores del sexo, personas muy promiscuas). Se debe informar a los viajeros a zonas endémicas de chancroide de los riesgos del sexo no protegido.

No se dispone de vacuna contra Haemophilus ducreyi. Es por ello que solamente la educación a nivel poblacional, de grupos, e individual, permite adoptar prácticas sexuales más seguras y evitar las infecciones de transmisión sexual en general, y el chancroide en particular. Es un esfuerzo en el que debemos participar todos para mejorar la prevención de este tipo de enfermedades.

Por último: si aparece una úlcera genital, hay que consultar en el médico. La vergüenza no es motivo para sufrir una enfermedad de transmisión sexual y no recibir un tratamiento adecuado.

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