El ácido fólico —la forma sintética de la vitamina B9— es fundamental para prevenir malformaciones congénitas, especialmente los defectos del tubo neural (DTN) como la espina bífida y anencefalia.
Impacto real en la salud
Desde que se implementó la suplementación en España en los años 80, la incidencia de DTN disminuyó de 2,2 % a 0,96 %, según el Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas.
La suplementación con 400 µg diarios de ácido fólico reduce hasta en un 70 % el riesgo de DTN.
La forma natural del folato en alimentos es inestable, pero el ácido fólico tiene casi 100 % de biodisponibilidad, garantizando una correcta absorción.
¿Cuándo y cuánto tomar?
La OMS, SEGO y otros organismos recomiendan 400 µg/día, iniciando al menos 3 meses antes de la concepción y durante todo el primer trimestre.
Para mujeres con variantes genéticas como MTHFR o con embarazos de alto riesgo, se sugiere una consulta médica previa para ajustar la dosis.
Más beneficios de la suplementación
Apoya la formación y reparación del ADN del bebé.
Favorece el desarrollo neurológico y reduce el riesgo de prematuridad o bajo peso al nacer.
Contribuye a la prevención de anemia megaloblástica tanto en la madre como en el feto.
Fuentes naturales vs. suplemento
El folato natural se encuentra en hojas verdes, legumbres, frutos secos y cereales, pero se pierde fácilmente con la cocción o exposición lumínica.
Por ello, se recomienda la suplementación sistemática con ácido fólico, que complementa la dieta y proporciona protección eficaz.
El ácido fólico es la única forma de folato con evidencia sólida para prevenir defectos del tubo neural. Su suplementación adecuada, antes y durante el primer trimestre, es una intervención sencilla con impacto positivo en la salud materno‑infantil.