La labioplastia es una cirugía de remodelación de los genitales externos femeninos que permite devolver a los labios menores su tamaño y aspecto naturales.

Se trata de una cirugía menor ya que es un proceso ambulatorio en el que se aplica anestesia local. La intervención tiene una duración de entre 30 y 60 minutos.

¿Por qué se realiza?

Esta operación de los labios genitales corrige alteraciones morfológicas o de apariencia de la zona sin alterar su funcionalidad, mediante la aplicación de diferentes técnicas adecuadas a cada paciente y al tipo de malformación que sufra. Cuando los labios menores son excesivamente grandes presentan una forma irregular y anómala. Entonces se realiza una reducción y corrección de los mismos. Por otro lado, la labioplastia también permite aumentar y remodelar los labios mayores a través de la aplicación de infiltraciones de ácido hialurónico o de rellenos de tejido graso.

¿En qué consiste?

Consiste en realizar una incisión en la zona, eliminando así tanto la mucosa y sustancias que componen el exceso de volumen como la piel sobrante. Después, el especialista cierra esta incisión.

Preparación para la labioplastia

Antes de someterse a una labioplastia, es importante realizar una consulta donde se revisa el historial médico de la paciente. Se recomienda no fumar durante las dos semanas previas a la intervención.

Cuidados tras la intervención

El tiempo de recuperación tras la intervención depende de cómo se desarrolle el proceso quirúrgico. Al ser una operación ambulatoria, el paciente se va a casa después de la intervención y no es necesario quedarse hospitalizado. En algunos casos especiales pueden ser necesario quedarse hospitalizado dos o tres días, para evitar infecciones y para que los tejidos se estabilicen sin sufrir ninguna lesión.

Es recomendable hacer reposo durante las siguientes 24 o 48 horas. La inflamación irá bajando y los puntos se caerán de forma natural. La reincorporación al trabajo depende de cada persona, aunque lo habitual es reincorporarse a la semana. Los especialistas aconsejan no mantener relaciones sexuales antes de cuatro o cinco semanas.

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