Conservar el pezón y la piel del pecho cuando hay que operar un cáncer de mama es una de las técnicas estrella de la reunión de expertos en cirugía de mama que cada año se celebra en Barcelona.

Durante años, salvar a la paciente pasaba por quitar hasta el músculo. Y por supuesto, se perdía la piel y el pezón. “Poco a poco los cirujanos hemos aprendido qué es necesario quitar y qué no, sobre todo cuando la mayoría de tumores son detectados mucho más pequeños, cuando tenemos la posibilidad de hacer biopsias y pruebas de imagen que delimitan con precisión que hay en esa mama antes de abrir y podemos incluso hacer biopsias intraoperatorias para asegurar que no queda nada que deberíamos sacar”, resume Jaume Masià, cirujano responsable de la unidad conjunta hospital de Sant Pau-hospital del Mar que dirige el Breast Meeting de Barcelona.

El Breast Meeting reclama más formación para que lo habitual sea la reconstrucción inmediata del pecho

Estas técnicas de conservación facilitan la reconstrucción inmediata de la mama operada de un tumor, evita tener luego que añadir en otra intervención un tejido que imite el pezón y “reduce claramente el impacto emocional”, apunta el experto.

Minimizar el daño y conseguir que el resultado de la operación sea más duradero (que no se descuelgue al ceder los tejidos cosidos) son objetivos de los avances técnicos que se mostrarán en este macrocurso que reúne a 400 especialistas de 36 países, que debatirán con los 40 mayores expertos europeos y estadounidenses en cirugía plástica y reparadora de mama sobre esas mejoras.

La reparación de la circulación linfática es otro de los grandes asuntos pendientes en el cáncer de mama. Hace más de una década que el equipo de Sant Pau estableció el procedimiento para recuperar la estructura que permite la circulación linfática en el brazo cuando la operación de cáncer de mama arrasa con los ganglios y causa linfedema. Pero sigue siendo pequeño el número de hospitales que lo ofrece a las pacientes. “Nos falta formación”, apunta Jaume Masià.

La reparación de la circulación linfática, otro de los grandes asuntos pendientes

Lo mismo pasa con la reconstrucción de la mama. “Son muy pocos los casos en los que está justificado dejar la reconstrucción para más adelante, tumores muy grandes y situaciones de extrema gravedad. El 90% debería hacerse de forma inmediata, en la misma operación. No es lo mismo para la paciente. Pero si en Estados Unidos es así en el 80% de casos, en España seguimos entre el 15% y el 50%”, lamenta Masià.

Es el caso de Maite (62), una paciente que en el 2011 fue operada de su cáncer “y, la verdad, no pensé más que en eso”. Pero enseguida apareció el linfedema y aunque hizo todo lo que le recomendaron, “el dolor nunca desaparecía. No fue hasta el 2015 que me reconstruyeron la mama y el sistema linfático. Nunca más tuve dolor. Y ahora me veo cada mañana de otra manera. En su día, nadie me informó de esta posibilidad”.

Vanesa (40), que se quitó las mamas por riesgo genético de cáncer tras la muerte de su hermana, representa a otro grupo de pacientes: lleva prótesis pero no ha tenido que pasar por una quimio ni por radioterapia. “Están ahí, sabes que son algo ajeno, pero te acostumbras. Sé el riesgo que corría”. Sus prótesis son también un tema estrella en el curso. Cirujanos e industria dedicarán la sesión del viernes a intentar comprender por qué en un pequeño número de pacientes aparece un linfoma anaplásico de células grandes.

“La suerte es que el linfoma desaparece en cuanto quitas la prótesis y su encapsulamiento y la suples por otra, pero es necesario saber qué lo produce, no sólo para elegir mejor las prótesis, sino para resolver con mayor eficacia”, apunta Jian Farhadi, director de plástica del Saint Thomas de Londres y profesor del Breast Meeting de Barcelona.

lavanguardia.com

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