Dos profesionales comparten las diferencias entre los dos consultorios. La primera es una ciencia y la segunda es una especialidad de la medicina. Las dos puertas siempre estarán ahí para cuando lo necesitemos.

Después de la separación de mis papás, fui por primera vez al psicólogo. Estaba vuelta nada, nunca me imaginé que mi familia se pudiera romper. Tuve días emocionalmente complicados, estaba muy triste. Necesitaba desahogarme, ser escuchaba. Quería ser aconsejada por un especialista. No me gustaba hablar del tema con mis amigos, no me sentía cómoda. Sin embargo, recuerdo que fui con temor y un poco de pena al psicólogo, porque en el fondo no quería que mi círculo me catalogara como una loca. Nadie supo de mis citas, solo mi mamá. La terapia me ayudó a aclarar la oscuridad por la que transité.

Años después, la vida me regaló una amiga maravillosa, que me compartió su experiencia personal: padecía de una enfermedad mental que estaba tratando desde hacía unos años, con un sinfín de médicos y especialistas. Gracias a su testimonio, comprendí que no estaba mal buscar una ayuda profesional. Entendí que la mayoría de las preguntas que tenía en la cabeza no se podían quedar sin resolver.

Mi amiga me aclaró el panorama, despojó mis prejuicios. Me enseñó que ir al psicólogo es un acto de amor propio, lleno de valentía y fuerza. Por eso hoy no veo problema cuando una persona va al psicólogo o al psiquiatra. No me escandalizo, ni tampoco lo miro raro. Todo lo contrario, si me da la oportunidad, le doy ánimo para que continúe con su tratamiento y pueda encontrar el equilibrio y el bienestar.

En la actualidad mucha gente sufre de depresión. La ansiedad es otra de las enfermedades más comunes. Ambas, si no se les presta atención a tiempo, pueden convertirse en verdaderas pesadillas. Cualquiera puede sufrir de trastornos emocionales. Nunca es tarde para aprender a aceptarlos. Llegan en el momento menos esperado. Lo importante es reconocerlos, buscar ayuda y quitarle el drama con que solemos abordarlos.

¿Qué es el bienestar psicoemocional?

Es responsabilizarse y hacerse protagonista de la propia vida. Empatizar con uno mismo, leer sus propias emociones, entender sus preocupaciones, sus miedos, generar un espacio donde la persona se pregunte, pero también donde pueda obtener respuestas.

¿Quién debe buscar ayuda psicológica?

Cualquier persona que tenga preguntas sobre su propia vida, puede acudir al psicólogo. Las situaciones por las que puede estar atravesando una persona pueden ser de línea existencial: cambios, transiciones, situaciones que llevan al límite. Por ejemplo, una separación, la muerte de alguna persona cercana, un cambio en la vida. Las quejas psicosomáticas: cuando duele algo y no hay ninguna razón médica. Dificultades en sus relaciones: si se está teniendo alguna dificultad en el rol de esposa o de trabajadora.

¿Qué señales de alerta existen?

Empieza a estar hiperreflexiva la persona que empieza a sentirse triste, insatisfecha o desinteresada con sus propias situaciones cotidianas. Piensa mucho alrededor de una sola problemática, le da vueltas y esto le genera una sensación extraña, de no hallarse.

¿Cuáles son los beneficios de buscar ayuda psicológica?

Por ahí decía Sócrates que el mayor reto que tiene el ser humano es conocerse a sí mismo. El primero es hacerse protagonista de su propia vida, de las propias decisiones, buscar el bienestar, pero también ir en búsqueda de hacer más claro el sentido de su vida. Lo otro es empatizar, poder leer las emociones, tanto las propias como las de las otras personas, mejorar las relaciones, perdonar su historia y la de quienes lo han rodeado. Hacer cambios, ese es un beneficio enorme. Ser mejor en los diferentes roles que asume, poderlo disfrutar de una manera más tranquila y eficiente.

¿Cuál es la relación psicólogo – paciente?

Qué bueno que tocaste este tema, porque el concepto de terapeuta, de psicólogo clínico, se distancia mucho del modelo médico. Nosotros no somos médicos, somos personas que acompañamos en el proceso de la vida, en ciertas etapas, a personas que tienen cuestionamientos de línea psicoemocional y de línea existencial. El rol del psicólogo es muy bonito, porque ayuda a la persona a que esclarezca, que pueda tomar decisiones y vaya en búsqueda su propio bienestar. El protagonista siempre será el paciente, es quien debe empoderarse de las respuestas que tiene que dar y los cambios que tiene que hacer.

¿Por cuánto tiempo se debe ir a terapia?

Es muy relativo, hay personas que con unas cuatro sesiones ya obtienen respuesta y se gestionan muy rápido, pero hay otras que el hecho de ir progresivamente, tal vez por ocho o seis meses, les puede ayudar. Depende del caso, de la dinámica que se haya establecido en la terapia. Es muy relativo a la problemática y al nivel de compromiso que tenga el paciente con su propio tratamiento psicoterapéutico.

¿Qué tipos de terapia se manejan?

Terapia individual, terapia de familia, terapia de consulta infantil. Existen enfoques de amplio impacto, como el enfoque Humanista-Existencial o un psicólogo de línea Gestalt, línea conductual pura, o cognitivo-conductual, y algunas que son discutidas en esferas en cuanto a su sustento teórico e investigativo e impacto, como las técnicas transpersonales “constelaciones” y el coaching. En estas dos últimas hay que estar alerta, así como con tratamientos alternativos y metafísicos, que pueden confundirse con psicología formal, donde la persona, en su necesidad de alivio psicoemocional, asiste y puede caer en manos de no profesionales, con una formación académica muy pobre.

¿En qué momento el paciente necesita la ayuda de un psiquiatra o un psicoanalista? ¿Quién determina eso?

El psicoanálisis es una manera de abordaje terapéutico, en la que se especializan tanto psicólogos como psiquiatras, no es otro profesional en salud mental quien refiere a un psicoanalista, es una elección personal, por eso es valioso indagar el enfoque con el que trabaje el psicólogo que el paciente escoja. Se debe hacer una remisión si se detectan algunos síntomas vinculados al trastorno de personalidad, a un trastorno afectivo, o cualquier clase de condición que el psicólogo clínico considere competente remitir a psiquiatría.

¿Quién remite a psicología?

La persona puede hacer una solicitud personal para tener una cita individual, de pareja o de familia, pero también puede ser remitido por una entidad educativa, para tratar alguno de sus estudiantes o a la familia de este, o una empresa para alguno de sus empleados.

¿Qué tipos de peros o bloqueos tienen las personas para no acudir al psicólogo?

El área económica se vuelve un obstáculo en países como el nuestro, lo que dificulta acudir al psicólogo a particulares. Los honorarios son elevados para el costo de vida. Algunos acceden a servicios de psicólogos del POS o prepagadas. Por otra parte, existe la creencia de que es inútil y mejor se consulta a un amigo o un familiar. Siempre se relaciona como si la persona estuviera enferma o con un trastorno, y a veces es por las preguntas que tiene la persona sobre su propia existencia, los cambios que están pasando en su vida o la transición, que acuden a nosotros. La persona no se puede sentir presionada, debe ser constante, tener adhesión al tratamiento, porque al ser un proceso, es indispensable la permanencia y la periodicidad. Es frecuente la renuncia rápida cuando el paciente ve que tiene que asumir costos, tiempo, disciplina y, sobre todo, hacer cambios.

¿Por qué ir al psicólogo sigue siendo un tabú?

Tristemente, la salud mental no es una prioridad, utilizo una anécdota: cuando nos duele una muela, asistimos muy rápido al odontólogo, pero cuando nos está doliendo el alma, estamos confundidos, nos sentimos mal en nuestra vida emocional, o tenemos que asumir cambios en nuestras relaciones que no están bien, no asistimos a psicología. Paradójico, ¿no? Ahora, ir al psicólogo significa asumir comentarios, críticas, que la persona debería pasar por alto, porque prima su bienestar en el área emocional. Lo otro es porque está relacionado con trastornos. “Ay, no, yo no voy al psicólogo porque yo no estoy loco”, ese rótulo insinúa que tener que ir a un psicólogo hace que la persona se avergüence y no lo haga.

Hoy la gente ya no se está ausentando de las oficinas por gripe, lo hace por depresión, crisis emocionales o situaciones conflictivas de familia. Desde la OMS se informa que todos los problemas psicoemocionales están aumentando exponencialmente sus tasas en los últimos 20 años, pero también son la búsqueda del bienestar para ir al psicólogo.

¿Cuáles son las razones más recurrentes por las que las personas van a terapia?

En los últimos veinte años ha aumentado la depresión. En segundo término están las consultas de línea relacional, porque están cerrando una relación de pareja o porque están en un divorcio. Las otras son consultas de línea personal, por querer hacer cambios con su propia vida. La última es de línea familiar, que se dan cuando hay malas relaciones en el interior de la familia.

¿Cuál es la diferencia entre la psicología y la psiquiatría?

Para ser psiquiatra hay que ser médico, es una especialidad de la medicina. La psicología es una carrera aparte.

¿Quién debe y en qué momento se debe ir al psiquiatra?

Cuando hay emociones diferentes a las normales y empiezan a molestar demasiado. O cuando hay un problema especial, un duelo, una ruptura que afecta por meses. Es necesario asistir antes de que eso se constituya en un trastorno, se convierta en un problema, en un conjunto de alertas.

¿Por qué los psiquiatras pueden medicar y los psicólogos clínicos no?

Porque estudiamos fisiología, farmacología y porque estamos autorizados por el Ministerio de Salud. Somos médicos, básicamente, pero no quiere decir que solamente mediquemos, no todo el que va al psiquiatra sale medicado.

¿Un paciente puede estar con psiquiatría y con psicólogo al tiempo?

El psiquiatra maneja un equipo interdisciplinario con una cantidad de profesionales expertos en el área de salud mental, que ayudan mucho, no solo la psicóloga; el trabajador social resuelve todos los problemas familiares que haya dentro de esa dinámica de problemas emocionales, los terapistas ocupacionales reciben toda la parte laboral, ocupacional o vocacional dentro de un problema mental. La parte de salud mental es más eficaz si se trabaja en equipo. El psiquiatra es el médico del equipo y los demás colaboran en las otras áreas, para nada se excluye que alguien tenga tratamiento psiquiátrico y psicológico al mismo tiempo.

¿Qué tipos de terapias se manejan en la psiquiatría?

Psicoterapias, que son trabajos de la parte emocional a nivel psicológico, terapias farmacológicas, terapias ocupacionales, mientras te recuperas de algo, y hospitalizaciones, en algunos casos.

¿Cuáles son las ramas de la psiquiatría?

Hay psiquiatría general, que es la más común, psiquiatría de niños y adolescentes, psiquiatría forense, que son los que trabajan en Medicina Legal; existe la psiquiatría que trabajaba con la adicción, la que trabaja con los trastornos de la alimentación, la psiquiatría geriátrica y neuropsiquiatría, que no es muy común, pero son los médicos que atienden a personas con problemas neurológicos, como Parkinson.

¿Qué es lo más difícil para un psiquiatra?

En este país, lo más difícil es el sistema de salud, lo que interfiere más para una mejor atención es la oportunidad en las citas, la cantidad de profesionales, el tipo de vinculaciones laborales para el ejercicio de la profesión. En la relación con la persona, es tratar de llegar al punto en el que el paciente colabore con las terapias y se empodere de sí mismo.

¿Cuáles son los estigmas a los que se enfrenta una persona que vaya a psiquiatría?

A los personales, de superar la barrera del miedo, de pensar que está loco, que esto ya se salió de control, que lo van a señalar, a sacar de la familia, del trabajo, que es algo que no se puede contar. Pero eso ha sido una razón histórica, porque por mucho tiempo las enfermedades mentales graves no tuvieron tratamiento, entonces la gente se la pasaba en asilos, aunque hace mucho tiempo ya no pasa. En este momento, la gente que va al psiquiatra no tiene perturbaciones emocionales tan graves, son gente común y corriente, los pacientes de psiquiatría no son peligrosos, aunque tengan enfermedades mentales graves.

¿Cómo se ha ido rompiendo el tabú de ir al psiquiatra?

Justo en un congreso mundial que hubo el año pasado en México, el tema era cómo romper esos tabúes, porque lo que generan son escenarios adversos. Si usted tiene un trastorno y dura un año, dos o cinco sin ir al psiquiatra, porque de pronto le dicen esto o aquello, eso perjudica notablemente su calidad de vida.

¿Qué actitud deben tomar los familiares y personas cercanas a una persona que va al psiquiatra?

De ayuda, acompañamiento, comprensión, sin invadirles su espacio. La gente tiene que estar un poco pendiente de todo lo que está pasando y buscar herramientas para que todo se solucione fácilmente. Necesita una buena red de apoyo.

¿Por qué nos cuesta tanto cuidar nuestra salud mental?

Porque no nos han enseñado a tener hábitos saludables, a hacer cosas que nos gusten, a agradecer. Tampoco a tener en cuenta las alertas tempranas, a buscar ayuda.

¿Cuáles son las enfermedades mentales más comunes?

Lo que más se ve en este momento es depresión y ansiedad.

¿Qué nos está llevando a sufrir depresión y ansiedad?

La depresión es cuando usted siente que la vida no vale la pena, está triste, todo le sale mal, no es capaz de hacer las cosas, se le quita el sueño, le dan ganas de morirse, se le va el apetito, eso se considera un cuadro de depresión. La tristeza es una cosa normal que puede durar dos meses, pero si ya van seis meses y la persona sigue triste, pero, además, eso está afectando su vida normal, necesita buscar ayuda. Por su parte, la ansiedad tiene diferentes gamas, va desde lo que la gente llama estrés e impaciencia, que le da miedo todo, le dan crisis de pánico, que necesita estar ocupado o que no termina las cosas rápido, hasta configurar también un cuadro en el que sudan las manos, que está preocupado a toda hora, que todo lo que siente es como si fueran a suceder cosas malas. Para tener en cuenta, un trastorno se da cuando usted no puede comer bien, ni dormir bien, ni trabajar bien, ni nada de lo que hace lo puede hacer bien.

¿Cómo se puede detectar que alguien tiene o empieza a tener una enfermedad mental?

Porque algo cambia y todo el mundo nota que cambió, una afectación a su estilo, calidad de vida y costumbres. Los primeros en darse cuenta son las personas más cercanas, que más conocen a la persona, esos son los que le pueden decir a uno lo que están percibiendo.

¿Las enfermedades crónicas requieren de un tratamiento para toda la vida?

Sí, pero hay que bajarle el estigma a eso, antes no había medicamentos. Que sea un tratamiento para toda la vida no quiere decir que esté condenado a no ser productivo, estable, a vivir como los demás. Que todo vaya normalmente, no depende del psiquiatra, ni del tratamiento, sino también de la sociedad que le dé trabajo, que lo apoye para que sienta que tiene áreas de su mente muy sanas.

¿Por qué se cree que la tasa de suicidio crece tanto?

Es un tema bastante complejo. Hay muchas modas, redes sociales, gente que busca mucho cómo hacerlo, pero es un tema que se ha presentado en diferentes etapas de la historia. El tema es que haya una buena claridad para detectar cuándo una persona está en riesgo de suicidio, que haya redes o líneas de apoyo con la familia, que se haga una consulta oportuna, donde se detecte el problema. Normalmente, la persona que se va a suicidar le ha comentado a alguien su plan, pero a veces las personas no quieren involucrarse, en vez de hacer eso, deberían llevarlo a donde el médico y hacer una ayuda efectiva, la que sea necesaria, para que, por lo menos, la persona hable antes de hacerlo, comience tratamiento y evitar que suceda.

¿Cómo se ve el tema de la espiritualidad en un tratamiento?

Se debe respetar, porque puede ser muy útil en una crisis para la persona, independiente si al psiquiatra le guste o no, porque no tiene nada que ver en una consulta. Las personas que tienen creencias en otra vida se suicidan mucho menos, rezar ayuda a mucha gente a salir de sus problemas emocionales. Lo importante es que sientan esa espiritualidad, hay gente que no lo hace y puede ser una gran ayuda personal, que no se la va a dar un profesional.

elespectador.com

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