Las personas con este trastorno generalmente sienten miedos y preocupaciones recurrentes

Es normal, en ocasiones, sentirnos ansiosos. Usualmente, ante lo desconocido, ante algún cambio, inicio de un proyecto, enfrentarnos a un diagnóstico médico, no saber cómo afrontaremos los compromisos económicos, la falta de un empleo…en fin, en determinadas situaciones es normal sentir ansiedad.

No así, cuando estamos constantemente angustiados por sentir ansiedad ante todo y ante nada; personas que no logran relajarse y que están constantemente ansiosas por cosas que se imaginan podrán pasar o por cosas que realmente están sucediendo y no logran controlar su ansiedad. Cuando la situación es real, y no logran manejarla, entonces la ansiedad se apodera de ellos y es cuando puede devenir en una patología del orden psicológico o psiquiátrico.

¿Cómo describen los especialistas al trastorno de ansiedad?

Las personas que padecen estos trastornos tienden a sobrevaluar cada situación donde la angustia y el miedo son los denominadores comunes. Por ejemplo, sienten temor a morir, a enfermar, a fallar, etcétera.

¿Cuáles son los síntomas que provoca la ansiedad?

Sudoración, falta de aire, dolor de estómago, taquicardia, dolor en el pecho, “nudo” en el estómago, rigidez muscular y cansancio, son algunos.

¿Cuáles factores externos influyen en el desarrollo de este trastorno?

Después de la educación en el hogar, las demandas sociales que siempre están por encima del individuo o ciudadano promedio, las sobre exigencias muchas veces son el factor desencadenante de este mal.

¿Creen ustedes que el nivel educativo y el económico influyen en la aparición de este desorden mental?

Por supuesto que sí, los factores socioeconómicos desencadenan males sociales y estos, a su vez, emocionales y de conducta.

¿Cuál es la edad en que con más frecuencia aparecen estos trastornos?

En los adultos jóvenes, en virtud de la falta de oportunidades de desarrollo que existe nuestros países del tercer mundo como el nuestro. Estas psicopatologías se presentan con mayor frecuencia entre los 20 y 30 años, siendo más frecuentes en mujeres, lo que se debe a que los hombres no suelen acudir a consulta.

¿Cuáles tratamientos se utilizan para tratar el trastorno de ansiedad?

Psicoterapia y psicofarmacología, entre otros. Si no se tratan, los trastornos de ansiedad pueden tener consecuencias graves. Por ejemplo, algunas personas que tienen ataques de pánico recurrentes evitan a toda costa ponerse en situaciones que temen podrían desencadenar un ataque. Esta conducta evasiva puede crear problemas si está en conflicto con requisitos del trabajo, obligaciones familiares u otras actividades básicas de la vida diaria.

¿Qué opinión les merece la percepción que existe de las enfermedades mentales, en general?

La percepción social de la enfermedad mental está sesgada por el desconocimiento y la desinformación. Influye en el aislamiento de las personas que la padecen, haciéndoles creer que su enfermedad es una pesada losa de la que no podrán sobreponerse y, a un mismo tiempo, colocando barreras a su recuperación. Nos referimos al estigma de la enfermedad mental, sustentado en prejuicios y causante de discriminación social, que se debe combatir por injusta, cruel y por no tener base científica.

La reforma psiquiátrica ¿no ha logrado superar ese estigma?

Hace más de 20 años que se inició la reforma psiquiátrica, se desmantelaron los psiquiátricos, y el despectivamente llamado “loco” pasó a ser un ciudadano más. Pero desmantelar el estigma de la conciencia colectiva parece una tarea mucho más difícil. Las barreras de los antiguos hospitales manicomiales han dejado paso a otros muros, invisibles, que mantienen el aislamiento e impiden la total recuperación de los pacientes, mediante prejuicios que los encierran en su enfermedad.

Es necesaria una mejor concienciación de la población respecto a las enfermedades mentales y su posible tratamiento, así como el fomento de la integración de las personas afectadas mediante acciones de sensibilización, como el planteamiento de la psicoeducación de la población en general.

Además de las campañas de sensibilización, la atención en la comunidad con servicios sanitarios y sociales de calidad y, sobre todo, el contacto directo y en lugares normales de vida con las personas afectadas, se constituyen en las estrategias más eficaces para luchar contra el estigma.

Es obligatorio que cambiemos la visión que tenemos de la enfermedad mental y nuestras actitudes para con quienes la padecen y para con los profesionales y tratantes. Tenemos múltiples barreras que superar.

Fuente: elcaribe.com.do

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