El estrés es un peligro para el cerebro humano. Un estudio acaba de revelar que las hormonas que se descargan en nuestro organismo cuando estamos ajetreados, preocupados o nerviosos deterioran una región del cerebro relacionada con funciones cognitivas como la memoria y la orientación espacial.

Muchos experimentos con ratones de laboratorio ya habían descubierto en el pasado una relación entre la segregación de hormonas de estrés (glucocorticoides) y la destrucción de neuronas en el hipocampo del cerebro. Pero esta es la primera vez que se ha observado el mismo fenómeno en los humanos. En un trabajo que se ha publicado en el primer número de la nueva revista Nature Neuroscience, la doctora Sonia Lupien y sus colegas de la Universidad de Mc Gill, en Canadá, han demostrado cómo las personas que tienen niveles altos de cortisol, una de las hormonas que se descarga en las situaciones de estrés, sufren una mayor pérdida de neuronas en el hipocampo cerebral.

Estos investigadores examinaron durante cinco años a 51 personas mayores. A lo largo de este tiempo, les sometieron a análisis de sangre de una forma regular, para comprobar sus niveles de cortisol, y realizaron análisis cerebrales con escáneres de resonancia magnética. De esta forma, los científicos descubrieron una relación clarísima entre la presencia de hormonas de estrés en la sangre y el deterioro del hipocampo cerebral. Además, este fenómeno se confirmó con una serie de pruebas cognitivas de memoria y orientación espacial.

Todos los voluntarios que participaron en el estudio realizaron una prueba sencilla en la que se les mostró una serie de dibujos. Veinticuatro horas más tarde, se les pidió que intentaran acordarse de las imágenes que habían visto. También tuvieron que introducirse en un laberinto e intentar encontrar la salida lo antes posible.

En ambos casos, las personas con niveles más altos de cortisol tenían más mermada la memoria y la orientación espacial. El estudio sugiere que el cerebro de las personas estresadas envejece antes que el de las más tranquilas.

elmundo.es

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