Todos hemos escuchado alguna vez aquello de que “lo único seguro en la vida es la muerte”, que “para morir solo se necesita estar vivo” o que “desde que nacemos empezamos a morir”. Es, hasta cierto punto, normal que los seres humanos le temamos a la muerte porque, muy a pesar de la certeza de ella (nos moriremos tarde o temprano), hay incertidumbre sobre lo que viene después. Pero, ¿cuándo ese temor se convierte en una patología?

Especialistas responden a las inquietudes sobre la tanatofobia o miedo crónico a la muerte.

“La tanatofobia o fobia a la muerte, es un tipo específico de fobia que se relaciona con un persistente, exacerbado e irracional miedo a la muerte o a morir”.

La fobia provoca un malestar clínicamente significativo por la presencia, idea y anticipación del estímulo específico. Entre los síntomas psicológicos, las ideas obsesivas respecto a morir o perder a un familiar, lo cual genera mucha angustia o ansiedad.

“Aunque no es un tipo de fobia común, desafortunadamente las personas que la padecen solo acuden al especialista cuando experimentan un notable deterioro en su vida cotidiana, al punto de que no salen de la casa para ir al trabajo, ni comparten con otras personas, tampoco toleran hablar de la muerte o escuchar acerca de ella, ir a funerales, cementerios, ver gente de luto y todo los símbolos relacionados. También se producen síntomas físicos como ataques de pánicos, palpitaciones, temblores, insomnio, resequedad en la boca, sudoración, mareos entre otros”.

El miedo se vuelve intenso, frecuente y se generaliza, afectando las áreas de la vida. Las personas llegan a sentirse paralizadas y limitadas para realizar actividades cotidianas, lo cual les genera frustración e incluso síntomas depresivos.

¿Qué hacer?

La psicóloga recomienda a aquellas personas que la padezcan tanatofobia que “inmediatamente reconozcan el temor y sus síntomas, acudan a su red de apoyo, vayan a consulta con profesionales de la psicología de especialidad clínica y, de ser necesario, a psiquiatría. Las fobias suelen abordarse efectivamente desde las terapias de grupo, desde las terapias cognitivo conductual, que usan técnicas como la reestructuración del pensamiento, de relajación entre otras”.

“La psicoterapia de orientación humanista-existencial no solo permite comprender el temor a la muerte, a mi parecer de manera magistral, también da respuestas positivas y herramientas que le permiten al sujeto responder a la ansiedad de muerte. Esta postura ahonda en el resignificado de las vivencias o experiencias de muerte, se atiende la angustia y sus fuentes fundamentales y se proponen como meta la extracción y desmantelamiento de dichas fuentes”, concluye la especialista.

La cultura sí influye

Las pautas de crianza, la historia personal, las experiencias de socialización y el contexto cultural sin lugar a dudas influyen en nuestras actitudes y comportamiento frente a la muerte o en la forma en que nos relacionamos con ella. Los padres u otras personas pueden trasmitir sus temores a los niños, las experiencias traumáticas que pueden darse en nuestra relación con el mundo también, las creencias falsas que se crean en torno al hecho de la muerte, los medios de comunicación y el consumismo sacan provecho de estos temores, los exacerban para vender a través de sus productos y servicios la idea de que la muerte es un problema que se puede resolver a través de métodos que resultan insuficientes y vacíos, aumentando más la angustia e intensificando los síntomas asociados.

eluniversal.com.co

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