Los datos avalan que un 54,7% de las peticiones de información para realizarse un tratamiento médico estético se hacen en los meses de otoño e invierno.
¿Por qué sucede esto? Puede pensarse que, conforme cubrimos nuestro cuerpo con gruesos jerséis de lana, botas, cazadoras y pantalones vaqueros, resulta más fácil, cómodo y llevadero llevar los sujetadores, vendajes y fajas compresoras asociados a operaciones como liposucciones o mamoplastias. Y, quizás, también, porque durante el otoño mientras desciende el número de eventos y celebraciones a los que nos invitan a asistir, también aumenta, de forma significativa, el número de rinoplastias, blefaroplastias, liftings u otoplastias realizadas.
Sin embargo, sin dejar de ser todo esto cierto, la verdad es que también existen razones médicas -y de peso- para que en otoño (y, también, en invierno) se realicen muchas más intervenciones de cirugía estética que durante el resto del año.
Las prisas nunca son buenas
Si recordamos algunas de las campañas publicitarias de la pasada primavera, relacionadas con la mejora de la estética personal, caeremos en la cuenta que no eran pocas las que prometían resultados milagrosos en muy poco tiempo. ¿La razón? “al acercarse el verano mucha gente quiere hacerse su particular operación bikini. Craso error. Plantearse una operación de cirugía estética requiere tiempo, tanto para elegir el centro y el profesional adecuado como para planificar, con calma, la intervención”. En otras palabras: pensar en someterse a una operación de cirugía estética durante el otoño, permite (por ejemplo) plantearse objetivos a medio o largo plazo, como las celebraciones de Fin de Año o, aún mejor, el verano siguiente.
Mejor cicatrización y menos infecciones
Es llegar el otoño y las temperaturas bajan unos cuantos grados. Hace fresco y esto, además de permitir (por ejemplo) dormir mejor por las noches, también favorece una mejor cicatrización de las intervenciones quirúrgicas. Según sus palabras, “en un ambiente fresco, el riesgo de infecciones se reduce… de igual manera que aumenta con la presencia de sudor en la piel, consecuencia de los calores veraniegos. Además, también baja, de forma muy significativa, la posibilidad de que aparezcan manchas en la piel”.
Mejor lejos del agua
En cuanto nos mencionan el verano, dos de las palabras que nos vienen a la cabeza son piscina y, sobre todo. Vale, pues no está de más saber, antes de someterse a una operación de cirugía estética, algo importante: la mayoría de los posoperatorios llevan la contraindicación de los baños prolongados. “Esta condición, evidentemente, se hace más difícil de cumplir en verano, sobre todo, cuando se está de vacaciones”.
El sol, el peor enemigo
Quien se haya sometido a cualquier tipo de intervención quirúrgica sabe que, inevitablemente, habrá tenido que pasar por un periodo de convalecencia en el que habrá tenido que recuperarse, entre otras lesiones postoperatorias, de edemas e inflamaciones. A todo esto, evidentemente, no son ajenas las operaciones de cirugía estética… las cuales tienen al sol como principal enemigo durante los periodos de convalecencia. Y es que, “exponer al sol una cicatriz reciente, sin la protección adecuada, dificulta, por igual, los procesos de cicatrización y la curación de las heridas. Por esta razón, y frente al sol, hay que extremar las precauciones de protección durante los postoperatorios. Si no se hace así, entre otras consecuencias, nos podemos encontrar con una cicatriz de aspecto no deseable y difícil de eliminar”.
Única ventaja: más tiempo
Éste, quizás, sea uno de los pocos puntos positivos que asocian operación de cirugía estética y verano. Aparte de la capacidad de cada cual, para recuperarse, tiempo y reposo son factores esenciales para la recuperación de cualquier operación de cirugía estética. Y eso, el tiempo, es algo de lo que es más fácil de disponer cuando no se va a trabajar. A partir de aquí, y apuntado lo apuntado, parece evidente que, a la hora de plantearse cuál es la mejor época del año para pasar por el quirófano, para una operación de cirugía estética, parecen más las ventajas del viento fresco de octubre que del sol de agosto. ¿O no?
Fuente: dirigentesdigital.com