El calor, la humedad en la zona genital por los baños y el aumento de la transpiración conllevan mayores posibilidades de desarrollar hongos y bacterias en la flora vaginal y hacen que el número de infecciones vaginales aumente en verano. De hecho, en esta época del año el número de infecciones en dicha zona aumenta en un 50%.
En concreto, las infecciones vaginales más comunes en verano son:
– Candidiasis: es una alteración del ecosistema vaginal producida, normalmente por alternaciones del sistema inmunulógico debido al tratamiento con antibióticos, algunas enfermedades como la diabetes, el estrés o el aumento de la humedad en la zona vaginal (muy frecuente en verano por el uso de bikinis o bañadores). Sus principales síntomas son el picor y escozor de la vagina y la vulva y una secreción vaginal blanca.
– Vaginosis bacteriana: inflamación vaginal similar a la candidiasis pero puede asociarse a síntomas menos floridos o incluso no presentar síntomas. En ocasiones sí provoca dolor, irritación, escozor y mal olor del flujo vaginal.
La importancia del cuidado de la piel en verano y la utilización de crema solar es una cuestión aceptada socialmente que tenemos muy presente. Sin embargo, los buenos hábitos para mantener un adecuado cuidado de la salud ginecológica no están tan extendidos por lo que durante el verano, cuando los riesgos son mayores, suelen descuidarse.
Por ello, en FIV Recoletos, clínica ginecológica especializada en la salud de la mujer, hemos confeccionado una lista con algunos consejos para prevenir las infecciones vaginales y conseguir un mejor cuidado íntimo femenino en verano.
1. Mantener la zona genital seca
En verano las mujeres pasan mucho de su tiempo libre en la playa o en la piscina, por lo que es habitual conservar el bikini o el bañador mojado durante horas.
La humedad en la zona vaginal favorece la aparición de infecciones por lo que es recomendable llevar siempre un bañador seco de repuesto o ropa interior limpia para cambiarse tras el baño.
Se aconseja no mantener el bikini o bañador mojado durante más de 30 minutos.
2. Evitar el uso de ropa interior demasiado apretada
Garantizar una transpiración adecuada de la zona íntima femenina también ayuda a evitar las infecciones vaginales, por lo que es conveniente utilizar ropa holgada y de tejidos transpirables como el algodón.
Así, se evitará un aumento de la temperatura y una mayor humedad en la zona vaginal.
3. Cuidar la higiene íntima
Una adecuada higiene íntima favorece una buena salud ginecológica.
Para ello, darse una ducha con agua después de un baño en el mar o la piscina previene irritaciones por sal, arena o cloro.
Para la zona genital se recomienda el uso utilización jabones especialmentes indicados para la zona íntima femenina que respeten el pH de la piel y no contengan productos químicos irritantes.
En contra de lo que se dice en ciertos medios, hay que evitar las duchas vaginales, porque eliminan bacterias “buenas” de la flora vaginal que la protegen contra las infecciones. Y el efecto es negativo.
4. Cambiar tampones y compresas con más asiduidad
Durante la menstruación, la temperatura de la zona vaginal aumenta y la humedad también. Por esa razón, en verano es aconsejable aumentar la frecuencia de cambio de compresas y tampones para evitar que estas condiciones contribuyan a la aparición de una infección vaginal.
5. Utilizar toalla en playas y piscinas
La irritación es otro de los síntomas comunes de la infección vaginal, por lo que evitarla puede también ayudar a prevenir la infección.
Utilizar toalla en la playa o en la piscina para evitar sentarse directamente en la arena o en zonas que puedan provocar irritación vaginal es una recomendación muy básica pero necesaria.
6. Beber agua para evitar infecciones urinarias
El consumo de agua es aconsejable para la salud en general, pero además en el caso de las infecciones vaginales evita que se acumulen gérmenes en el tracto urinario, eliminándolos en la orina.
Es fundamental consultar con el médico el tratamiento más adecuado para cada infección ya que existen medicamentos que son apropiados para algunas infecciones pero contribuyen al aumento de de otros microorganismos y puede ser contraproducente. Tu ginecólogo estudiará tu caso de forma personalizada y te recetará el mejor tratamiento para ti.
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