El término prostatitis hace referencia una serie de síntomas caracterizados por trastornos miccionales, sexuales y perineales en mayor o menor medida, dependiendo de la causa, si es infecciosa o no.
La sintomatología es variada pero causa molestias importantes en el paciente. Si no se trata adecuadamente con los antibióticos necesarios y durante un tiempo prolongado, puede cronificarse haciendo más difícil su solución.
La prostatitis por lo regular es causada por una infección bacteriana de la glándula prostática. Cualquier bacteria que pueda causar una infección urinaria puede producir una prostatitis bacteriana aguda.
Algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden causar prostatitis bacteriana.
La prostatitis aguda se debe aliviar por completo con medicamentos y cambios menores en su dieta y comportamiento.
La prostatitis aguda puede reaparecer o convertirse en prostatitis crónica.
Los distintos procesos infecciosos o inflamatorios del área uretro-próstato-seminal cursan con parecida sintomatología.
Las alteraciones urinarias más frecuentes son: disuria (dificultad para orinar), frecuencia y urgencia o imperiosidad miccional, tanto diurna como nocturna, micción dolorosa e incluso retención aguda de orina.
En otras ocasiones predominan los síntomas sexuales: disminución del deseo, pérdida total o parcial de la erección, eyaculación dolorosa, a veces precoz, hemospermia (sangre con el semen) e infertilidad. Lo más frecuente, junto con los trastornos miccionales, es la presencia de dolor perineal que puede irradiarse hacia el pubis, región lumbosacra, escroto, pene y cara interna de muslos.
De todos los signos clínicos señalados ninguno de ellos es específico de un tipo determinado de afección prostática, excepto la forma aguda de infección de la próstata en la cual la clínica presenta unas características muy bien definidas: fiebre, mal estado general, disuria, dolor perineal espontáneo o con la micción, y en ocasiones retención aguda de orina.
Existen diversas teorías sobre las causas que originan la sintomatología de la prostatitis
1. Teoría obstructiva: causada por un estrechamiento de la uretra y del cuello o la pared de la vejiga.
2. Teoría del flujo intraductal: causada porque parte de la orina se filtra hacia el interior de la glándula prostática.
3. Teoría autoinmune: causada por una reacción del sistema inmunitario provocada por las propias bacterias o la orina.
4. Teoría venosa: causada por la alteración del retorno venoso, por ej. por hemorroides o varicocele.
5. Teoría infecciosa: causada por la entrada de gérmenes a la próstata a través de la uretra. También podría producirse por vía sanguínea.
En hombres mayores de 35 años, la E. Coli y otras bacterias comunes típicamente causan prostatitis.
Los hombres de 50 años o más que tienen agrandamiento de la próstata (hiperplasia prostática benigna) presentan un mayor riesgo de sufrir prostatitis.
Clínicamente se distinguen varios síndromes prostáticos que han sido agrupados en una clasificación del Instituto Nacional de Salud de EEUU (Clasificación NIH) en:
Prostatitis bacteriana aguda: Infección aguda de la glándula prostática.
Prostatitis bacteriana crónica: Infección urinaria recurrente. Infección crónica prostática.
Prostatitis bacteriana crónica/Síndrome de dolor pelviano crónico: Dolor perineal o pelviano (3 meses mínimo) con síntomas variables miccionales o sexuales sin infección demostrada.
Síndrome de dolor pelviano crónico inflamatorio (leucocitos en semen, secreción prostática post-masaje o micción post-masaje).
Síndrome de dolor pelviano crónico no-inflamatorio (no leucocitos en semen, secreción prostática post-masaje o micción post-masaje).
Prostatitis inflamatoria asintomática: Evidencia de inflamación en biopsia, semen, secreción prostática post-masaje o micción post-masaje en ausencia de síntomas.
En la prostatitis aguda antibióticos bactericidas adecuados para bacterias gram negativos, administrados por vía parenteral.
En la prostatitis crónica, antibióticos que penetren bien en el tejido prostático (liposolubles). Difunden adecuadamente al líquido prostático: tobramicina, netilmicina, trimetoprim, doxiciclina, ciprofloxacino, fosfomicina y ceftriaxona entre otros. Pautas de tratamiento de 6 a 12 semanas.
Otros tratamientos adyuvantes: fitoterapia, alfa-bloqueantes, relajantes musculares, inhibidores de la 5-alfa-reductasa, antiinflamatorios, cambios en los hábitos de vida.
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