Detente un momento y piensa en el momento de tu primer beso, el día de tu boda, el momento en que tiraron el muro de Berlín, el día en que murió Lady Di, el 11 S, la vez en que tuviste un accidente de coche… Todos estos momentos entre otros, tanto buenos como malos, se quedaron grabados en tu mente para siempre. Y sin embargo, no recordamos nada de lo que sucedió el día anterior. El estrés, por tanto, puede reforzar la memoria.

Pero al mismo tiempo, todos hemos tenido la experiencia contraria. Estamos en una sala llena de personas que han venido a ver nuestra charla, y de repente, sentimos que no nos vienen los datos tan ensayados a la cabeza. Nos presentamos a un examen muy importante y al comenzar todo se nubla en nuestra mente, es decir, no somos capaces de acordarnos de lo que se nos pregunta. O simplemente, estamos delante de la persona que nos gusta, o sus familiares y respondemos a las preguntas que nos hacen de manera casi ridícula porque “nuestra mente se ha bloqueado” y no nos acordamos casi ni de dónde somos, en ese momento.

Los agentes estresantes o estresores de corta duración y de intensidad leve a moderada (estrés agudo) mejoran la memoria mientras que los que nos resultan subjetivamente importantes o prolongados (estrés crónico) son perjudiciales para nuestra memoria y por tanto influyen en que se produzca una pérdida de memoria por estrés. Descubre en este artículo los pecados de nuestra memoria.

Síntomas de pérdida de memoria por estrés

“Estoy bastante estresada y he notado una importante pérdida de memoria. No me acuerdo ni de las cosas simples. Es como si mi cerebro estuviera tan saturado que soy incapaz de memorizar fechas, números e incluso detalles de conversaciones. Cuando me pongo a memorizarlos, simplemente no los retengo, al poco tiempo se me olvidan. Siempre he tenido buena memoria y esto no era normal en mí. Siento que tengo una falta de claridad mental constante. Algo no va bien, estoy preocupada”.

Una de las causas más comunes de la pérdida de memoria, es el estrés. Sin embargo, en muchos casos puede llegarse a pensar, que la persona que experimenta estos olvidos inusuales esté sufriendo algún tipo de enfermedad neurodegenerativa, o demencia como el alzheimer. Por eso es muy importante que se realice un diagnóstico diferencial adecuado, por un especialista.

Diversas investigaciones han logrado demostrar que el cortisol (hormona esteroidea, o glucocorticoide, liberada como respuesta en situaciones de estrés) puede provocar la pérdida de memoria.

Te recomiendo que eches un vistazo a este vídeo donde se explica de forma muy sencilla qué sucede en nuestro cerebro cuando somos incapaces de recordar algunos acontecimientos. ¡No olvides activar los subtítulos en español!

La pérdida de memoria debido al estrés puede manifestarse de diferentes maneras:

Olvidos sencillos. Ocurren en el día a día y en un inicio no tienen por qué tener mucha importancia. Por ejemplo, cuando nos olvidamos de las llaves, no sabemos dónde hemos dejado el móvil, dónde está el mando de la televisión, o cuando vamos a hacer la compra, y se nos olvida alguna cosa en la tienda, etc…
Olvidos complejos. Por ejemplo, cuando nos olvidamos los nombres de las personas conocidas y direcciones que frecuentamos con asiduidad, o números de teléfono o el pin de las tarjetas habituales de pago, etc.
Olvidos más graves o severos. Son pérdidas de memoria producidas por un estrés muy intenso, o por estrés crónico. Por ejemplo, puede darse tras una circunstancia traumática. En estos casos, una o varias áreas de nuestras vidas se vean directamente afectadas o perjudicadas. Se trataría de cuestiones como no acordarnos de algún momento o episodio de nuestra vida o no saber por ejemplo ni cuántos años tenemos o cómo se escribe nuestro nombre.

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