Un Hito de Hace Dos Décadas que Sigue Salvando Vidas

El cáncer de pulmón no microcítico (CPNM) es el tipo más común de cáncer de pulmón, representando cerca del 85% de todos los diagnósticos. Durante mucho tiempo, el pronóstico fue desalentador y el tratamiento principal se basaba en la quimioterapia. Sin embargo, un descubrimiento crucial realizado hace más de 20 años, alrededor de 2004, cambió radicalmente el panorama de esta enfermedad: la identificación de las mutaciones activadoras del gen EGFR.

Este hallazgo marcó el inicio de la Oncología de Precisión en el tratamiento del cáncer de pulmón.

¿Qué es el Gen EGFR y Por Qué es un «Interruptor Celular»?

Las siglas EGFR significan Receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico. Se trata de un gen normal en el organismo que codifica una proteína que actúa como un interruptor celular, controlando la multiplicación y supervivencia de las células.

La Mutación «Driver»

El problema surge cuando el gen EGFR muta. Esta mutación se conoce como «mutación driver» o mutación conductora, lo que significa que es la alteración genética la que realmente causa y impulsa el desarrollo y la proliferación del tumor.

Cuando el EGFR está mutado, se producen demasiadas proteínas receptoras que permanecen constantemente «encendidas», enviando señales incesantes de crecimiento y división a la célula, lo que lleva al rápido desarrollo del cáncer.

El Cambio Revolucionario Hacia las Terapias Dirigidas

Antes de 2004, el tratamiento del CPNM era genérico: todos los pacientes recibían el mismo régimen de quimioterapia, con resultados limitados.

El descubrimiento de las mutaciones del EGFR permitió a la Oncología dar un salto evolutivo:

  1. Diagnóstico Molecular: Los patólogos ahora pueden analizar el tumor para identificar si el paciente porta la mutación EGFR.

  2. Terapia Dirigida: Si la mutación está presente, se puede abandonar el uso generalizado de quimioterapia y recurrir a fármacos específicos (inhibidores de la tirosina quinasa o ITK). Estos medicamentos están diseñados para bloquear selectivamente la proteína EGFR hiperactiva.

Al atacar directamente el interruptor que causa el cáncer, estos tratamientos dirigidos ofrecen una mejor calidad de vida, menores efectos secundarios y, crucialmente, una mayor supervivencia y un mejor control de la enfermedad en los pacientes con esta alteración genética.

Vigilancia Genética para el Futuro

Aunque el principal factor de riesgo para el CPNM sigue siendo el tabaquismo, la investigación continúa siendo vital, especialmente a medida que aumentan los casos en la población no fumadora y en personas más jóvenes.

El caso del gen EGFR nos enseña que el futuro de la oncología está en la identificación de la huella genética única de cada tumor, permitiendo tratamientos cada vez más personalizados y, por ende, más efectivos.

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