Un reciente estudio revisado en el medio especializado Tobacco Control revela que los adolescentes que utilizan cigarrillos electrónicos tienen hasta tres veces más probabilidades de iniciarse en el tabaquismo tradicional. Este hallazgo plantea serios desafíos de salud pública y evidencia la urgencia de actuar.

1. La evidencia científica es clara… con cautela

La investigación, realizada por científicos del Reino Unido, revisó 56 estudios que incluyen un total de 384 investigaciones sobre vapeo en menores de 25 años. Los resultados muestran que quienes usan e-cigarrillos tienen hasta 3 veces más riesgo de comenzar a fumar en comparación con quienes no los utilizan.

Además, se detectaron asociaciones con otros comportamientos de riesgo y problemas de salud como el consumo de alcohol, marihuana, asma, bronquitis, dolores de cabeza y trastornos mentales.

Aunque algunos expertos, como Ann McNeill y Stephen Burgess, cuestionan la solidez del vínculo causal debido a la baja calidad de algunos estudios, todos concuerdan en la necesidad de regular con urgencia el acceso y la publicidad de estos productos entre jóvenes.

2. Un fenómeno que ya impacta en Europa

En España, aunque el tabaquismo general ha disminuido, el vapeo entre adolescentes se ha disparado. Se estima que alrededor del 11,1 % de los jóvenes entre 14 y 18 años ya utiliza cigarrillos electrónicos, lo cual está activando respuestas regulatorias en el país.

Algunos países ya han implementado restricciones: en Bélgica han prohibido los vapeadores desechables; en España se están endureciendo los impuestos y limitando los sabores; y a nivel europeo, organismos sanitarios alertan sobre los efectos a largo plazo en el desarrollo cerebral de adolescente.

3. Salud cerebral y adicción: un riesgo específico en adolescentes

La nicotina contenida en los vapeadores no es inocua. El cerebro adolescente es particularmente vulnerable: incluso niveles bajos pueden alterar funciones cognitivas, generar dependencia y aumentar la predisposición a otras adicciones o problemas mentales.

4. ¿Qué se está haciendo (y qué queda por hacer)?

En España y Europa:

  • Restricciones por sabores y empaquetado.

  • Impuestos específicos a dispositivos de vapeo.

  • Campañas de prevención dirigidas a jóvenes.

En Reino Unido y Reino Unido:

  • Limitación de vapes desechables.

  • Proyectos de ley para regular publicidad y contenido en dispositivos.

Los datos no dejan lugar a dudas: el vapeo entre adolescentes no es un fenómeno inofensivo, sino una puerta de entrada potencial al tabaquismo y otros riesgos para la salud. Aunque falta investigación más robusta, las autoridades sanitarias coinciden en que la prudencia y una regulación firme son necesarias ahora mismo.

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