Las cirugías estéticas y las cirugías reconstructivas.
La cirugía plástica se puede dividir en dos grandes categorías: procedimientos reconstructivos y procedimientos estéticos.
La cirugía reconstructiva, según la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, se realiza para restablecer la función y la apariencia normal, y corregir las deformidades creadas por defectos de nacimiento, traumas o afecciones médicas, incluido el cáncer.
Los ejemplos de este tipo de procedimientos incluyen reparación del labio leporino y paladar hendido, reconstrucción mamaria después de una lumpectomía o mastectomía por cáncer de mama y cirugía reconstructiva después de lesiones por quemaduras.
Ambos procedimientos se consideran subespecialidades de la cirugía plástica.
Del otro lado, tenemos la cirugía estética, la cual es realizada para optimizar la apariencia cosmética general, al remodelar y ajustar la anatomía del paciente para que sea visualmente mucho más atractiva. Contrario a la cirugía de reconstrucción, la cirugía estética no se considera médicamente necesaria, a pesar de que psicológicamente ayudan a elevar la autoestima de los pacientes en más de un 80%. Dentro de los ejemplos principales de estos procedimientos tenemos el aumento de mamas, el levantamiento de mamas, la liposucción, la abdominoplastia o tummy tucky, el estiramiento facial y el ‘brazilian butt lift’.
A pesar de ser dos ramas distintas de la cirugía plástica, existe una integración significativa entre ambas, ya que comparten muchos de los mismos principios quirúrgicos subyacentes.
No importa qué tipo de cirugía plástica te realices, el objetivo final siempre será, como dijimos, optimizar el resultado estético tanto como sea posible. Independientemente del procedimiento de que se haya planificado, es muy importante que los pacientes hablen antes con su cirujano certificado sobre el resultado deseado, con el fin de garantizar que se cumplan las expectativas correctas, tanto del paciente, como del propio cirujano.
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