Las células madre son la materia prima del cuerpo y con nuevos estudios han demostrado su poder para la regeneración de tejido tras lesiones en la médula espinal. «El primer paciente mostró una respuesta muy buena, pero los demás pacientes del ensayo muestran respuestas moderadas o ninguna reacción. Uno de los objetivos del presente estudio, y de otros futuros, es describir mejor quién responderá y por qué son distintas las respuestas de los pacientes a las inyecciones de células madre», dijo el Dr. Mohamad Bydon, neurocirujano de Mayo Clinic y primer autor del informe.
En los últimos años, los tratamientos con las células madre se han vuelto más populares. Las células madre son «la materia prima del cuerpo». Por ellas se generan todas las demás células con funciones especializadas.
Tanto se habla de los tratamientos con ellas debido a que pueden desempeñar funciones tales como generar células sanas para reemplazar a las enfermas o sirven como «conejillos de indias» ya que se prueban en ellas nuevos medicamentos para testear su eficacia.
Un estudio realizado por la clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, Estados Unidos, probó que las células madre derivadas del propio tejido adiposo del paciente constituyen un paso adelante en el mejoramiento (no solo en la estabilización) de las funciones motoras y sensoriales después de una lesión de la médula espinal.
En un ensayo clínico, se inscribió a 10 adultos con el fin de tratar la parálisis que sufrieron a consecuencia de traumatismos de la médula espinal. Una vez inyectadas las células madre, el primer paciente mostró mejoría tanto en las funciones motoras como en las sensoriales y no presentó efectos adversos de importancia, dice el informe de caso publicado en Mayo Clinic Proceedings.
El estudio analiza la seguridad, los efectos secundarios y la dosis ideal de células madre. Los primeros resultados del ensayo muestran que la respuesta del paciente varía.
“En este informe de caso, el primer paciente mostró una respuesta muy buena, pero los demás pacientes del ensayo muestran respuestas moderadas o ninguna reacción. Uno de los objetivos del presente estudio, y de otros futuros, es describir mejor quién responderá y por qué son distintas las respuestas de los pacientes a las inyecciones de células madre”, comenta el Dr. Mohamad Bydon, neurocirujano de Mayo Clinic y primer autor del informe.
«A medida que exploramos una creciente gama de alternativas para el tratamiento que podrían mejorar las funciones físicas después de sufrir una lesión fulminante, los resultados obtenidos hasta la fecha serán alentadores para los pacientes con lesión de la médula espinal”, continúa diciendo el médico.
En el informe de caso, un paciente de 53 años sufrió en el 2017 una lesión de la médula espinal a la altura del cuello en un accidente de surf. Perdió completamente las funciones desde el nivel de la lesión hacia abajo, o sea, no podía mover ni sentir nada por debajo del cuello.
Se sometió a una cirugía para descomprimir y fusionar las vértebras cervicales. Luego, en el transcurso de pocos meses, con terapia física y ocupacional recuperó un poco la capacidad de usar tanto los brazos como las piernas y algo de las funciones sensoriales. Sin embargo, 6 meses después de la lesión, su progreso se estancó.
El paciente se inscribió en el estudio 9 meses después de la lesión y, mediante la extracción de una pequeña cantidad de tejido adiposo del abdomen del paciente, se llevó a cabo la recolección de las células madre. En el transcurso de 8 semanas, la cantidad de células aumentó en el laboratorio hasta llegar a 100 millones.
En ese momento, 11 meses después de la lesión, se inyectaron las propias células madre del paciente en la columna lumbar, o sea, en la parte baja de la espalda.
“Nuestro deseo era intervenir cuando las funciones físicas se estancaran, a fin de que la intervención no se llevara los méritos correspondientes a las primeras mejoras que ocurren como parte de la evolución natural de muchas lesiones de la médula ósea. En este caso, al paciente se le inyectaron las células madre casi un año después de haber sufrido la lesión”, anota el Dr. Bydon.
Se observó al paciente en el punto inicial y, luego, a intervalos regulares durante los 18 meses posteriores a la inyección. Las puntuaciones en fisioterapia mejoraron, según los siguientes ejemplos: en la prueba de caminar 10 metros, el valor inicial fue de 57.72 segundos y a los 15 meses mejoró a 23 segundos; en la prueba de deambulación, el valor inicial del paciente fue de 635 pies (193.5 m) en 12.8 minutos y a los 15 meses mejoró a 2200 pies (670.5 m) en 34 minutos.
En terapia ocupacional, también mejoraron las puntuaciones del paciente, en cuanto a fuerza para agarrar y pinzar, así como en destreza manual. Asimismo, las puntuaciones sensoriales en la prueba de pinchazo con alfiler y en la de roce ligero mejoraron, igual que las puntuaciones de la salud mental.
«Las células madre migraron hasta el punto más alto de inflamación, correspondiente al nivel donde ocurrió la lesión de la médula espinal, pero todavía no se entienden completamente los mecanismos celulares de interacción con la médula espinal», señala el Dr. Bydon.
Como parte del estudio, los investigadores recolectaron líquido cefalorraquídeo de todos los pacientes, en busca de marcadores biológicos que puedan dar indicios sobre la recuperación. Los marcadores biológicos son importantes porque permiten identificar a nivel celular los procesos fundamentales que llevan a la lesión de la médula espinal y pueden derivar en nuevas terapias regenerativas.
“La medicina regenerativa es un campo en desarrollo y tanto el estudio de Mayo como la aplicación de las células madre se basan en años de rigurosa investigación científica. Por lo tanto, nos cercioramos que los pacientes que reciben células madre entiendan completamente los riesgos, las ventajas, las alternativas y las incógnitas de estas terapias. Nuestros ensayos clínicos con células madre nos permiten aprender y mejorar estos procedimientos”, opina el Dr. Wenchun Qu, fisiatra de Mayo Clinic especializado en dolor y autor experto del informe.
Según la Organización Mundial de la Salud, por año, entre 250 000 y 500 000 personas de todo el mundo sufren lesiones de la médula espinal que generalmente transforman sus vidas debido a la pérdida de las funciones sensoriales y motoras. El origen de hasta el 90 por ciento de estos casos es un traumatismo.
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