“La sífilis, enfermedad infecciosa originada por la bacteria ‘Treponema pallidum’ a través del contacto con heridas o llaguitas en el pene, vagina, ano, recto, labios o boca durante las relaciones sexuales, y que se cura fácilmente si se trata a tiempo con antibióticos, tiene muy mal pronóstico a largo plazo cuando, en su fase latente, provoca daños neuronales, ceguera e incluso la muerte”, expone una prestigiosa especialista.

“En mujeres embarazadas, la infección por sífilis, que ha disminuido de forma exponencial en países desarrollados económicamente, puede alcanzar al feto por vía placentaria -sífilis congénita- o al recién nacido en la fase expulsiva del parto; también, durante la lactancia si la madre tuviera lesiones en las mamas. Las consecuencias pueden ser gravísimas: aborto espontáneo, bebé prematuro, mortinato, fallecer poco después de nacer, malformaciones, cataratas, sordera, convulsiones y lesiones cutáneas”, destaca.

La sífilis, conocida por ser ‘la gran imitadora’ porque muchos de sus síntomas se parecen a los de otras enfermedades infecciosas, se diagnostica finalmente mediante un análisis serológico -detección de anticuerpos específicos en la sangre- y con biopsia de los fluidos que brotan de los chancros sifilíticos -heridas o llagas-, sean evidentes o estén ocultos en las zonas erógenas genitales, anales o bucales.

Las tres etapas infecciosas, evidentes y latentes, de la sífilis

Los síntomas de la sífilis en los adultos se dividen en tres fases: primaria o de úlceras puntuales, secundaria o de sarpullido general, y terciaria, latente, con síntomas cerebrales y oculares a largo plazo, que se desarrollarán a 10 o 30 años vista.

En fase primaria, la sífilis se manifiesta en forma de llaga o úlcera -herida-, como un chancro firme y redondo. La mayoría de las veces solo se observa un único chancro sifilítico, precisamente en el sitio donde la bacteria entró “El periodo de incubación se ha registrado en una horquilla entre 10 y 90 días y la infección suele desaparecer de manera espontánea en tres o seis semanas. Pero, en cualquier caso, es necesario el diagnóstico y tratamiento temprano con el fin de evitar segundas y terceras etapas”, explica.

Es factible que tanto la mujer o el hombre enferm@ padezcan fiebre, inflamación de las glándulas linfáticas, dolor muscular, de garganta o de cabeza, pérdida de peso, y sentirse muy cansado, fatigado; además, son posibles las afecciones hepáticas y renales.

“Los síntomas de esta etapa desaparecerán de forma paulatina reciba o no el paciente tratamiento antibiótico. Sin penicilina, la infección sifilítica progresará a una fase latente y posiblemente a las fases más avanzadas de esta Enfermedad de Transmisión Sexual”.

La fase terciaria o latente aparecerá cuando los síntomas previos hayan desaparecido, aunque la mayoría de las personas, tratadas o sin tratar, no evolucionarán hacia la fase más avanzada de la ETS.

“Pero si esto sucede -señala-, es una situación clínica muy grave. Los síntomas aparecerán hacia el décimo año y hasta 30 después del contagio, aproximadamente, y estarán relacionados con el daño cerebral, como la parálisis, que impide el movimiento de ciertas partes del cuerpo, la dificultad para la coordinación músculo esquelética, el entumecimiento y la demencia senil”.

También se producen daños cardiovasculares, en el sistema nervioso central, en la piel, en los ojos, dejando ceguera… los daños físicos provocados por la sífilis, conviene dejarlo claro, no son reversibles y cabe la posibilidad de que fallezca el paciente”.

efesalud.com

- Suscribase -