Este tipo de intervención se considera un tratamiento de primera línea en pacientes con diabetes tipo 2 y con un IMC superior a los 30 kilos

La cirugía para el tratamiento de la obesidad, cirugía bariátrica (CB), ha conseguido establecerse como una opción terapéutica no solo eficaz, sino segura para el tratamiento de una de las enfermedades más frecuentes y más graves de nuestro medio.

A día de hoy, consigue que más de tres cuartas partes de los pacientes intervenidos pierdan el 75% del exceso de peso que presentan de forma duradera. Importantes mejoras en la estandarización de las técnicas mediante programas de formación regulados, la aplicación de tecnología de última generación, una cuidadosa selección de pacientes y el análisis exhaustivo de los resultados han hecho que los resultados de la CB sean cada vez mejores.

En ese sentido, se trata de una estrategia con un perfil de coste/beneficio muy favorable y con una tasa de complicaciones equiparable a la de una colecistectomía laparoscópica. Sin embargo, debido a la positiva repercusión de la CB sobre algunas de las enfermedades que acompañan a la obesidad, esta ha ampliado sus horizontes, al haberse establecido nuevas indicaciones.

La inclusión de la CB en protocolos clínicos y la colaboración en el contexto de investigación biomolecular ha permitido descubrir que la CB no solo es beneficiosa debido a la pérdida de peso que genera, sino que provoca importantes cambios en el funcionamiento del organismo que son capaces de detener, aminorar y en muchos casos revertir las patologías que suelen afectar al paciente obeso, disminuyendo tanto su esperanza como su calidad de vida.

Desde el Instituto Quirúrgico Lacy (IQL) 8 del Hospital Quirónsalud Barcelona han sido pioneros en la indicación de este tipo de cirugía para la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), una de las enfermedades asociadas a la OM que más pueden mejorar después de la cirugía.

A largo plazo, más del 70% de los pacientes experimentan una mejoría muy significativa en el control de su DM2, reduciendo de forma drástica la necesidad de medicación y minimizando las secuelas de la misma, especialmente la afectación renal y neurológica. De hecho, más de un 75% de los pacientes dejan su medicación oral en las primeras 48-72 horas tras la intervención. En la práctica totalidad de pacientes se consigue disminuir significativamente.

Esta intervención provoca grandes cambios en el organismo que pueden revertir patologías que afectan a los pacientes obesos

La cirugía de la obesidad altera la anatomía y el funcionamiento del tubo digestivo, de modo que, además de efectos obvios sobre la absorción de alimentos, se generan una serie de alteraciones a nivel hormonal, neurológico e incluso en la composición de las bacterias que habitan en el intestino, que tienen un efecto tremendamente beneficioso sobre la DM2, al aminorar la inflamación y alteraciones hormonales asociadas a ella.

En ese sentido, las técnicas quirúrgicas empleadas en pacientes con obesidad no solo son positivas al generar una pérdida de masa grasa, sino que, mediante efectos alternativos, logran controlar la DM2 de manera muy eficaz. Estos resultados han generado que desde el año 2016 exista un consenso internacional avalado por más de 50 sociedades científicas (principalmente, endocrinológicas) en el que se recomienda considerar la cirugía como un tratamiento de primera línea en pacientes con DM2 y exceso de peso que suponga tener un IMC superior a 30 kg/m2.

El tratamiento de la DM2 mediante cirugía fue el motivo de la generación del concepto de cirugía metabólica, y actualmente proporciona, como así lo atestiguan más de 12 ensayos clínicos, los mejores resultados posibles, claramente superiores a los obtenidos únicamente con tratamiento médico.

Los equipos que realizan cirugía bariátrica también investigan sus efectos en la enfermedad por hígado graso

Por otro lado, muchos de los pacientes con obesidad que llegan a la consulta del Instituto Quirúrgico Lacy (IQL) del Hospital Quirónsalud Barcelona son mujeres que desean ser madres. Sin embargo, en muchas ocasiones, las alteraciones hormonales asociadas a la propia obesidad hacen que su fertilidad se vea afectada.

Dentro de dichas alteraciones hormonales destaca la presencia del síndrome del ovario poliquístico (SOP), una de las principales causas de infertilidad en nuestro entorno. La obesidad y las alteraciones metabólicas, hormonales e inflamatorias que genera son las mismas que originan el SOP. De hecho, es muy llamativo que un fármaco que se emplea en el tratamiento de la DM2, habitualmente ligada a la obesidad, como la metformina, sea una de las medicaciones más empleadas en el tratamiento del SOP.

La CB consigue que más de tres cuartas partes de los pacientes intervenidos pierdan el 75% del exceso de peso

La observación de los resultados a medio y largo plazo tras CB han señalado que las alteraciones hormonales apreciadas en el SOP mejoran muy significativamente tras la intervención, de modo que muchas de las pacientes operadas no solo presentan un patrón de secreción hormonal mucho más fisiológico, sino que incrementan de forma importante su fertilidad.

Con frecuencia, los pacientes obesos son diagnosticados de hígado graso, también denominado esteatosis o esteatohepatitis no alcohólica (NAFLD/NASH, en inglés). Hasta hace poco se consideraba una condición poco importante, sin apenas repercusión a largo plazo. Sin embargo, desde hace poco se sabe que el acúmulo de grasa en el hígado (esteatosis) no es para nada un hallazgo inofensivo, sino que puede ser el origen de un estado inflamatorio (esteatohepatitis) que en pocos años y de manera silente puede generar tanto cirrosis como insuficiencia hepática o cáncer de hígado (hepatocarcinoma).

Actualmente, comienza a ser la primera causa de fracaso hepático terminal, así como de indicación de trasplante. Se trata de una enfermedad que no tiene tratamiento específico y que únicamente mediante una pérdida significativa de peso puede mejorarse. Al ser una patología tan frecuente en obesos, desde hace años, los equipos que realizan CB vienen investigando los efectos de esta cirugía en la enfermedad por hígado graso.

Como era de esperar, tras la pérdida de peso que genera la CB, mejoran de manera muy drástica no solo los parámetros analíticos hepáticos, sino también todas las lesiones histológicas asociadas… Incluso, y de forma muy llamativa, existen pacientes en los que se detiene y hasta revierte la cirrosis.

Actualmente es pronto para establecer la enfermedad por hígado graso como una indicación de CB por sí misma, pero a la vista de los prometedores resultados y el inicio de ensayos clínicos incluso en pacientes con obesidad leve/moderada, parece claro que los pacientes obesos con esteatosis hepática se beneficiarán de someterse a una CB.

Así, vemos cómo en la actualidad la CB, además de ser un tratamiento para la obesidad y sus enfermedades asociadas, puede ser una herramienta muy potente que proporciona una solución para pacientes cuyas opciones de curación pueden ser limitadas. Sin embargo, para que estos resultados se obtengan, es imprescindible garantizar al paciente la atención por parte de un equipo pluridisciplinar que pueda garantizar los resultados exigibles en cuanto a máxima eficacia y máxima seguridad.

Los resultados a corto, medio y largo plazo del equipo del IQL son excelentes, tanto en lo referente a la pérdida de peso como a la resolución de enfermedades asociadas a la obesidad y seguridad, cumpliendo con los estándares de calidad exigibles a cualquier centro de referencia internacional.

lavanguardia.com

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