Quitar las arrugas de la frente es posible con los remedios caseros que te mostramos. También te damos otras alternativas a través de la cirugía estética.
La aparición de arrugas suele ser a partir de los 35 años y hacen que el rostro adquiera una expresión más adusta y envejecida. Prevenir y eliminar arrugas de la frente es posible y los métodos para ello van desde remedios naturales a ejercicios de gimnasia facial o, por supuesto, la cirugía, que debería ser siempre la última opción pero que si se realiza bien y por parte de un profesional cualificado puede dar muy buenos resultados.
Prevenir que aparezcan las primeras arrugas en la frente
Eliminar las arrugas de la frente empieza por la prevención, ya que, aunque es inevitable que surjan arrugas tarde o temprano, se puede retrasar ese momento. Para prevenir la aparición de líneas de expresión en la frente es muy importante mantener la flexibilidad de la piel de la frente, y para lograrlo la alimentación es muy importante: es bueno consumir alimentos ricos en vitamina C y E y en antioxidantes, como las verduras, los pimientos, las zanahorias, los cítricos o los frutos rojos, además de los frutos secos.
También resulta útil hacer gimnasia facial, es decir, hacer ejercicios tensando y destensando la musculatura facial para devolverle la flexibilidad y fortalecerla tanto en la zona de la frente como en el entrecejo.
Quitar las arrugas sin cirugía
¿Y si las arrugas ya han aparecido? En ese caso necesitamos quitarlas o reducirlas, y hay varias maneras de hacerlo, algunas de las cuáles pueden realizarse en casa:
Cremas antiarrugas: ya os mostramos cómo hacer una crema antiarrugas completamente natural. Pero si lo preferís, tenéis muchos tipos de cremas que tienen como objetivo reducir las marcas de expresión, pero es conveniente usar las que tengan efecto relleno (filler), ya que tienen una doble acción, preventiva y rellenadora. Para que tengan efecto hay que usarlas a diario, excepto cuando se trata de cremas flash, que actúan de manera inmediata. Es importante cerciorarse de que entre sus componentes está el ácido hialurónico. La efectividad de estos tratamientos puede mejorar si antes de aplicarlos usamos un nanoroller, un aparato que realiza cientos de micropunciones en nuestra piel y permite que las cremas penetren más deprisa.
Uso de dispositivos de reeducación de la piel, como los frownies, que son unos adhesivos rígidos que se colocan por la noche sobre la frente y «enseñan» a los músculos a no destensarse.
Mascarillas naturales caseras de fruta triturada, aplicadas como una cataplasma durante de 15 a 20 minutos, tras los cuales hay que aclarar la zona con agua fría. Si nunca habéis usado una cataplasma, te facilitamos un post de cómo hacer cataplasma con plantas medicinales. Las frutas más adecuadas para este tipo de tratamiento son los cítricos, el kiwi, los frutos rojos y la zanahoria.
Otras requieren de la intervención de profesionales de la estética.
Inyecciones de bótox: la toxina botulínica paraliza los músculos y evita la formación de líneas de expresión, así que es muy efectiva para acabar con las arrugas faciales. No obstante, el bótox tiene ciertos riesgos y requiere de un tiempo de reposo de la cara (sin tumbarse) tras la inyección para evitar que la toxina se concentre en un solo punto de la cara o se desplace hacia los párpados.
Inyecciones de ácido hialurónico, que reflexibiliza la piel y evita que la distensión de la misma provoque arrugas. Muchas veces se inyecta de manera combinada con colágeno, que rellena los huecos entre los pliegues de la piel, pero incluso si se inyecta solo se ha demostrado científicamente que ayuda a aumentar los niveles naturales de colágeno en el organismo. El tratamiento debe repetirse cada 6 meses.
Cócteles de vitaminas y antioxidantes para revitalizar la piel.
Mesoterapia: consiste en inyectar vitaminas, aminoácidos y sales minerales y, aunque es más habitual en tratamientos anticelulíticos y de adelgazamiento, también es útil para reducir las arrugas.
Aplicación de radiofrecuencia en la cara para tensar la musculatura. Los mismos efectos se pueden lograr con un láser de diodo.
Relleno con grasa: se pueden rellenar las arrugas con tejido adiposo procedente de otras partes del cuerpo.
Hilos tensores: que se colocan con micropunciones y son biodegradables, de manera que van siendo asimilados por el organismo. Esta técnica tiene la ventaja de ser poco agresiva y no causar dolor, y sus efectos secundarios no van más allá de algún pequeño hematoma.
El lifting facial
Si ninguno de los remedios anteriores da la talla, se puede optar por la solución extrema que supone el hacerse un lifting o estiramiento facial, un tratamiento quirúrgico que permite eliminar el sobrante de piel y evitar que ésta quede plegada sobre sí misma. Se trata de un tratamiento con efectos de larga duración y está especialmente adecuado a partir de los 45 años. El procedimiento consiste en realizar una incisión en la línea del cuero cabelludo y luego estirar los tejidos y eliminar el sobrante, quedando la línea de sutura oculta por las raíces del pelo. Para evaluar los efectos de la operación hay que esperar unas semanas, durante las cuales hay que evitar los baños de sol, ya que puede darse cierta inflamación y puede que el paciente note la cara como si la tuviese acolchada.
Aunque es una operación relativamente sencilla, que se realiza con anestesia local y que tiene una recuperación bastante rápida (los apósitos y vendajes se retiran en 24 horas y las molestias desaparecen en un par de días y son controlables con analgésicos leves), toda cirugía comporta unos riesgos, por lo que debe ser considerada una última opción.
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