La cistitis es una de las infecciones más frecuentes en la mujer. De hecho, se estima que el 50% de las mujeres la sufrirán al menos una vez en su vida, según cifras vertidas por la Asociación Española de Urología (AEU).

Pero, ¿en qué consiste esta dolencia tan incómoda? Se trata de una infección del tracto urinario inferior provocada por la bacteria Escherichia coli (E.coli), que vive de forma natural en el intestino o en la zona perineal y perianal de mujeres y hombres.

Cuando se produce la enfermedad, las bacterias penetran en la vejiga y se adhieren a las paredes del tracto urinario. Es una dolencia más común en mujeres única y exclusivamente por la anatomía femenina: la uretra es más estrecha y mas corta que en el hombre. En el caso femenino mide entre tres y cuatro centímetros, mientras que la masculina mide entre 12 y 16. Por lo tanto, es más fácil para la bacteria ascender a la vejiga de las mujeres.

Existen dos tipos de cistitis: agudas (cuando ocurre de manera puntual y no se repiten en el tiempo) y recurrentes (cuando se producen un mínimo de tres episodios en un año o dos en un plazo de seis meses).

Cómo saber si tengo cistitis

Por suerte, es fácilmente identificable lo que hace que no implique riesgos graves para la salud. Eso sí, es fundamental detectarla a tiempo y no tomar ningún tipo de antibiótico por cuenta propia.

Los síntomas más habituales son dolor o escozor a la hora de orinar, dolor en la parte inferior de la pelvis y abdomen, o incluso, pueden presentarse molestias en la zona lumbar, necesidad continua de orinar (en micciones con muy poca cantidad), picor en la vagina, color turbio en la orina, y en el peor de los casos, episodios de sangrado. Además, es frecuente sufrir dolor en las relaciones sexuales.

¿Por qué es más frecuente durante menopausia?

Con la llegada de la menopausia, en el periodo comprendido entre los 48 y 54 años, el nivel de estrógenos disminuye y aumentan las probabilidades de infección urinaria como la cistitis.

Cómo prevenir la cistitis

Lo más importante es mantener una buena higiene diaria y a la hora de limpiarse o lavarse la zona íntima hacerlo siempre de la vagina hacia el ano, y nunca al contrario. Por supuesto, lo mejor es utilizar geles específicos para tratar la zona íntima que lleve propóleo o, a modo casero, lavarse con bicarbonato sódico. También es fundamental no retener nunca la ganas de ir al baño y, a la hora de elegir la ropa interior, decantarnos por el algodón y las prendas holgadas.

Por otra parte hay condicionantes, como el estrés, los cambios bruscos de temperatura o las variaciones hormonales que pueden provocar que la capa que protege la vejiga no cumpla adecuadamente su papel inmunológico y se origine la infección. Por último, si se acude a la playa o la piscina, hay que cambiarse el bañador mojado por uno seco lo antes posible porque mantener la zona húmeda aumenta la probabilidad de infección. Es más, en verano aumentan los casos de cistitis de forma considerable.

Cómo tratarla

Para saber si padeces cistitis es necesario hacerse un cultivo en el hospital. Si sale positivo se tratará con antibiótico entre 7 y 10 días. Sin embargo, existe un remedio natural muy eficaz en el 60% de los casos. Se trata del arándano rojo americano, que bloquea las infecciones urinarias.

Este aliado natural contiene proantocianidinas que lo que hacen es inhibir la adhesión de las bacterias a las paredes de la vejiga. Se adquiere en la farmacia en comprimidos o cápsulas, y puede tomarse durante periodos prolongados. Aunque es una alternativa efectiva, se aconseja visitar al médico de cabecera antes de tomar cualquier decisión preventiva. El especialista sabrá orientarte mejor según tu caso. 

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