El calor extremo ya no es un fenómeno esporádico: se ha convertido en una emergencia de salud pública diaria. Así lo advirtió la ONU hace un año, y este verano boreal confirma que millones de personas están en riesgo por temperaturas récord.

¿Qué está pasando?

  • Estados Unidos: casi 100 millones de personas recibieron alertas por calor peligroso.

  • Norte de África y Medio Oriente: cortes de electricidad y agua.

  • Europa y los Balcanes: olas de calor, incendios, récords históricos (hasta 50,5 °C en Turquía).

  • Escandinavia: calor inusual, riesgo extremo de incendios.

Junio fue el mes más caluroso en la historia de Europa, y las olas de calor siguen agravando problemas de salud, laborales y ambientales.

El mundo no está preparado

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la mayoría de los países aún no cuentan con planes efectivos para enfrentar el calor extremo. Y eso, lamentablemente, cuesta vidas.

Se estima que más de 98.000 muertes al año podrían evitarse si se implementaran sistemas de alerta sanitaria por calor en 57 países.

¿Qué se puede hacer?

La ONU propone 4 medidas urgentes:

  1. Proteger a las poblaciones vulnerables

  2. Cuidar a los trabajadores expuestos

  3. Guiarse por datos científicos

  4. Reducir el calentamiento global (menos combustibles fósiles)

El calor extremo ya está aquí y mata en silencio. Pero todavía hay tiempo de actuar si hay voluntad política, inversión y colaboración global.

No es solo una cuestión climática: es una cuestión de salud pública.

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