La demencia no es una enfermedad única, sino un grupo de síntomas provocados por daños en el cerebro donde la pérdida de memoria y el deterioro de las capacidades cognitivas son los más característicos.
«Es un término que describe una situación que yo, de forma provocadora, le explico a los pacientes que la diagnostica la familia», le dicen a BBC Mundo expertos en Barcelona.
«Lo que el médico tiene que hacer luego es definir de qué entidad nosológica se trata. Es decir, qué enfermedad está produciendo y llevando a estos síntomas de demencia», agregan.
Por ser la más común, la enfermedad de Alzhéimer es la forma de demencia más conocida.
Pero detrás del alzhéimer viene la demencia vascular, la segunda forma más común de demencia de la que tal vez no hayas oído hablar o conozcas menos.
Daño vascular
Según la organización sin fines de lucro Dementia UK, cerca del 17% de personas diagnosticadas con demencia, sufre de demencia vascular, una enfermedad que no tiene cura, pero que, si se controlan los factores de riesgo, puede avanzar de forma más lenta.
La demencia vascular es un término general que describe un «declive cognitivo que se produce generalmente cuando hay un bloqueo o una reducción del flujo sanguíneo en el cerebro, y eso hace que disminuyan los niveles de oxígeno y nutrientes que llegan a las neuronas», le explican los profesionales.
Esta reducción del flujo sanguíneo puede ocurrir por causas que incluyen isquemias cerebrales, pequeñas hemorragias intracerebrales y otras afecciones que afecten los vasos sanguíneos cerebrales.
Los síntomas provocados por la muerte o el daño de estas neuronas dependerá, mayormente, de la localización del accidente cerebral.
«Si ocurre en una de las regiones del cerebro implicadas en los procesos de memoria y aprendizaje, el resultado podría ser -aunque no en todos los casos- un fallo en la capacidad de recordar y el aprendizaje de nueva información».
En cambio, si el daño tiene lugar en regiones más vinculadas» al movimiento, la coordinación motora y el equilibrio, se pueden presentar síntomas motores como los que se suelen ver en personas que sufren apoplejía como, por ejemplo, la parálisis de determinadas zonas del cuerpo o problemas para caminar».
Diferencias entre la demencia vascular y el alzhéimer
Aunque muchas veces es difícil diferenciar una condición de otra -dado que los síntomas de la demencia vascular varían enormemente y algunos como las fallas en la memoria, el razonamiento y el pensamiento son comunes de los dos males-, Moreno-González explica que las causas de ambas son distintas.
Mientras que el origen de la demencia vascular está vinculado al daño vascular, «se sabe que la principal causa del alzhéimer es la acumulación de unas proteínas tóxicas que se generan en el cerebro, y que van a dañar directa o indirectamente a las neuronas, y finalmente, van a provocar su muerte».
Pero además, tienden a progresar de forma diferente.
«El alzhéimer suele ser una enfermedad que es lentamente progresiva, como imaginarse un camino cuesta abajo más o menos homogéneo», señalan los expertos.
«En cambio, los eventos vasculares, pueden pasar hoy -tienes un infarto, tienes daño cerebral, te recuperas en un pocos meses, pero te quedan secuelas-, y si no vuelves a hacer ningún otro infarto y no tienes otro contribuyente, quedas estabilizado. O a lo mejor haces otro infarto al año siguiente y vuelves a empeorar», explican.
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