La blefaroplastia es la cirugía estética palpebral más común. Se realiza para corregir las bolsas y el exceso de piel de los párpados, tanto inferiores como superiores.
¿Cuándo se realiza?
La mayoría de las blefaroplastias se llevan a cabo para solucionar las bolsas de los párpados, que suelen aparecer con la edad o por causas congénitas o asociadas a enfermedades renales o cardíacas. En el proceso de envejecimiento, la piel de alrededor de los ojos se vuelve redundante, los músculos se debilitan y la grasa se mueve desde la órbita hacia adelante. Esta laxitud de la piel y los músculos del párpado, junto con la grasa orbitaria y, en algunos casos, la presencia de líquido, da al rostro un aspecto envejecido y cansado que se corrige, generalmente, con fines cosméticos.
La caída de los párpados superiores puede interferir también en la visión. En este caso, la blefaroplastia se realiza para mejorar la visión periférica del paciente.
¿Cómo se realiza?
La cirugía actúa sobre los párpados para liberar y eliminar el exceso de piel y tensar el músculo orbicular, así como para extraer la grasa sobrante, si es el caso, y eliminar las bolsas palpebrales.
Riesgos
Es importante que la blefaroplastia la realice un especialista en cirugía plástica ocular para minimizar el riesgo y problemas postoperatorios. Cuando se realiza esta cirugía en el párpado superior se debe tener especial cuidado ya que el músculo elevador se encuentra en esta zona, y se puede provocar una ptosis del párpado.
En cuanto al párpado inferior, la principal complicación asociada a esta intervención es la retracción, que puede darse en un 20% de los casos cuando se utilizan técnicas no apropiadas. Esta complicación hace que el párpado inferior quede muy bajo, dejando el ojo muy abierto. Además de ser antiestético, provoca un problema añadido de sequedad ocular por falta de cierre palpebral adecuado.
Tras la intervención
Cuando se trata del párpado inferior, se realizan blefaroplastias asistidas con láser por vía transconjuntival. La incisión no es visible y evita la retracción.
A este procedimiento se suelen asociar otros tratamientos sobre la piel como son el peeling químico o resurfacing con láser. En tales casos, es recomendable evitar la exposición al sol e hidratar continuamente la zona operada.
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