Un nuevo estudio preliminar llevado a cabo en Estados Unidos ha revelado que la psilocibina, sustancia activa presente en ciertos hongos «mágicos», puede reducir significativamente los síntomas del trastorno alimentario de la anorexia después de tres meses.
La anorexia es un trastorno de la alimentación que provoca que las personas pesen menos de lo que se considera saludable para su edad y estatura. Los pacientes con anorexia suelen tener un miedo intenso a aumentar de peso, lo que puede llevarles a hacer dietas excesivas o ejercicio en exceso, o a utilizar otros métodos para adelgazar. La situación es más generalizada de lo que se cree, afectando a más del 20% de los niños y adolescentes.
Los tratamientos convencionales para la anorexia se basan en una combinación de terapia, antidepresivos y programas nutricionales destinados a ayudar al paciente a recuperar peso, pero estos tratamientos fallan con frecuencia, y algunos expertos estiman que solo alrededor de un tercio de las personas se recupera por completo. Por tanto, la investigación sobre nuevas terapias es fundamental.
El estudio clínico fue llevado a cabo por la firma de biotecnología Compass Pathways, que investiga los efectos de la psilocibina en la anorexia. Los resultados fueron prometedores, demostrando reducciones clínicamente significativas en los síntomas del trastorno alimentario en cuatro de cada diez pacientes después de tres meses. Sin embargo, el estudio fue demasiado pequeño para ser concluyente y se necesitan más investigaciones.
A pesar de los resultados preliminares, la investigación abre una nueva vía de tratamiento para la anorexia, un trastorno de la alimentación que puede llevar a graves complicaciones de salud e incluso la muerte si no se trata adecuadamente. La psilocibina de Compass se ha utilizado en otros estudios clínicos para tratar la depresión resistente al tratamiento y el trastorno de estrés postraumático con resultados prometedores, lo que hace pensar que puede ser una opción terapéutica viable para la anorexia. La pandemia ha agravado los trastornos alimentarios, lo que convierte la investigación en una cuestión aún más apremiante.
Fuente consultada: Infobae