Un equipo chino de 18 científicos ha desarrollado una prótesis de retina ultrafina hecha de nanohilos de telurio que, al implantarse en animales ciegos, no solo restaura la visión, sino que también les proporciona una capacidad extraordinaria: ver en infrarrojo, un rango invisibles para el ojo humano. Los resultados fueron publicados en Science y representan un avance radical hacia aplicaciones clínicas futuras.

¿Cómo funciona esta nanoprótese?

  • Está construida con una red de nanohilos de telurio, un material semiconductor que genera señales eléctricas al absorber luz. Esa señal es enviada al cerebro, reemplazando la función de los fotorreceptores dañados.

  • No requiere fuente de energía externa para funcionar, lo que simplifica su diseño y reduce costos.

Resultados en animales

  • En ratones ciegos, la prótesis restauró reflejos pupilares, actividad nerviosa en la corteza visual y respuestas conductuales, como girar hacia una luz LED.

  • En primates no humanos (macacos), se mantuvo la visión natural y ganaron la capacidad de detectar luz infrarroja cercana (hasta 1.550 nm), lo que se ha denominado “visión nocturna” o “supervisión”.

  • Durante 112 días de seguimiento, no se observaron efectos adversos ni rechazo del implante.

¿Qué significa este avance?

Innovación tecnológica y clínica

  • Ofrece visión restaurada con una tecnología segura, autónoma y eficiente, a diferencia de implantes voluminosos y dependientes de energía.

Visión aumentada

  • El implante amplía la percepción humana más allá de los límites biológicos, lo que abre posibilidades tanto médicas como éticas en humanos sanos.

Rutas hacia aplicaciones humanas

  • El dispositivo está diseñado para ser cínica y tecnológicamente viable, con un proceso de fabricación sencillo y económico.

  • El siguiente paso es validar su eficacia y seguridad en ensayos clínicos en humanos.

Este avance se perfila como una de las tecnologías más prometedoras en neurofisiología ocular: una prótesis de retina que no solo restaura la visión perdida, sino que la expande. Su diseño simple, biocompatible y autónomo lo convierte en una alternativa innovadora frente a los métodos actuales. Si los ensayos humanos confirman estos resultados, podríamos estar ante el inicio de una nueva era en tratamiento de la ceguera.

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