La disfunción eréctil es un problema que afecta a millones de hombres en todo el mundo, y que tiene una gran repercusión en su calidad de vida y en la de sus parejas. Todavía es un tema tabú y, por eso, los afectados consultan poco con su médico. Sin embargo, es necesario hablar de esta patología para desmitificarla ya que, además, suele tener solución.
¿QUÉ ES LA DISFUNCIÓN ERÉCTIL?
La disfunción eréctil es la incapacidad persistente de conseguir y mantener una erección suficiente para permitir unas relaciones sexuales satisfactorias.
Uno de los motivos por los que es importante prestar atención a la disfunción eréctil es porque puede ser la primera señal de una enfermedad cardiovascular. La disfunción eréctil se considera un factor de riesgo cardiovascular, siendo un importante predictor de enfermedad coronaria, sobre todo en menores de 60 años. Además, hay un alto porcentaje de pacientes con enfermedad coronaria que sufren de disfunción eréctil.
Además, la disfunción eréctil y las enfermedades cardiovasculares comparten los mismos factores de riesgo: vida sedentaria, obesidad, tabaquismo e hipercolesterolemia.
¿POR QUÉ OCURRE?
La disfunción eréctil es una patología multifactorial. La erección es un fenómeno neurovascular que se produce bajo control hormonal y en un entorno psicológico específico. De este modo podremos entender que cualquier patología neurológica, vascular, hormonal o psicológica puede alterar los mecanismos de la erección. Las principales causas de impotencia son las relacionadas con la enfermedad cardiovascular como la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto, el tabaco, el sedentarismo y el sobrepeso. Existen además otras causas físicas como pueden ser el alcohol, las drogas, enfermedades crónicas (de pulmones, corazón, hígado o riñones sobre todo), alteraciones hormonales (testosterona, prolactina, hormona tiroidea), alteraciones neurológicas (esclerosis múltiple o lesiones medulares por ejemplo). Muchas de estas patologías son más frecuentes en personas mayores, por lo que los problemas de erección aumentan con la edad.
La cirugía, como la practicada en el cáncer de próstata, es otra de las posibles causas.
Las lesiones en el pene, en la columna vertebral, en la próstata, en la vejiga o en la pelvis también pueden provocar disfunción eréctil.
Algunos medicamentos pueden facilitar la aparición también de esta patología.
Por último, los factores psicológicos, como la ansiedad y el estrés, están detrás del 20% de los casos de disfunción eréctil.
¿CUÁNDO CONSULTAR CON UN MÉDICO?
Ante todo es necesario decir que los problemas pasajeros de erección son comunes y no tienen por qué tener mayor importancia. En estos casos suelen aparecer por falta de sueño, estrés, cansancio, problemas con la pareja, etc.
Sin embargo, si esto ocurre en la mayoría de las relaciones sexuales durante al menos 3 meses es conveniente consultar con el médico. Por mucho reparo que dé, no se le debe ocultar información, ya que es un profesional de la salud y quien podrá determinar la causa y buscar una solución.
TRATAMIENTO DE LA DISFUNCIÓN ERÉCTIL
El primer paso es superar la barrera psicológica y desterrar la idea de que es algo vergonzoso, que resta masculinidad o que solo le ocurre a uno, ya que, lo cierto es que le sucede a muchos hombres. Sea cual sea la causa, la comunicación con la pareja es esencial: es un problema que afecta a los dos y del cual nadie es culpable.
El médico, por su parte, tratará de encontrar la causa de la disfunción eréctil para tratarla adecuadamente. Como los factores pueden ser muchos y muy variados, lo mismo sucede con sus tratamientos.
El tratamiento de la disfunción eréctil puede abordarse de diferentes maneras: con fármacos, con dispositivos de vacío y/o con prótesis de implantación quirúrgica.
En la actualidad existen al menos seis medicamentos que, ingeridos antes del acto sexual, permiten obtener una erección prolongada. En términos generales las diferencias entre uno y otro estriban en el momento en que se deben tomar y la rapidez con la que actúan, pero en cualquier caso debe ser el especialista quien determine cuál de ellos es el más adecuado para cada paciente que sufre disfunción eréctil. Cuando la causa de la disfunción es psicológica, la terapia psicosexual puede ser muy beneficiosa para las dos partes.
Paralelamente al tratamiento, está demostrado que los hábitos de vida saludables, como perder peso, realizar ejercicio físico, y evitar el alcohol, el tabaco y las drogas, mejoran las erecciones. También es importante seguir las recomendaciones del médico para mantener a raya la hipertensión, la diabetes y el nivel de colesterol en la sangre.
Recuerda que detrás de la dificultad para tener una erección puede haber enfermedades escondidas. Pero lo importante es que, las haya o no, la disfunción eréctil puede tratarse. La dimensión sexual forma parte de la vida, así que no hay que renunciar a ella.