El sistema de salud de Estados Unidos se encuentra atrapado en un ciclo de búsqueda de beneficios que afecta a todos sus sectores, desde las farmacéuticas hasta las aseguradoras, hospitales, inversores y médicos. Los precios de los medicamentos siguen aumentando debido a la falta de regulación y a las fallas en las leyes de patentes, lo que permite a las empresas farmacéuticas controlar medicamentos simples y de larga duración para elevar sus precios sin restricciones.
La búsqueda de beneficios en el programa Medicare Advantage (MA) ha resultado en un aumento masivo de los costos por beneficiario, incluso cuando no se ha demostrado que los inscritos en MA reciban una atención mejor que en el Medicare tradicional. Los hospitales también juegan con los precios, cobrando tarifas exorbitantes por tratamientos y aprovechándose de programas de subsidios federales originalmente destinados a personas de bajos ingresos.
Las fusiones y adquisiciones en el ámbito de la atención médica han llevado a la concentración del mercado y al aumento de los costos, a pesar de las promesas de «economías de escala». Además, los ejecutivos de la atención médica reciben salarios y beneficios extremadamente altos, lo que contribuye al aumento de los precios en el sistema de salud.
Esta avaricia y búsqueda de beneficios está dañando el sistema de atención médica en Estados Unidos, provocando que millones de personas enfrenten deudas médicas y se vean obligadas a renunciar a la atención que necesitan. La codicia también está dañando la cultura de compasión y profesionalismo esencial para brindar atención médica adecuada, lo que lleva a la desmoralización y desvinculación de los profesionales de la salud.
Para abordar este problema, se deben tomar medidas como alentar a los profesionales de la salud a hablar en contra de la avaricia descontrolada en el sector, insistir en que las organizaciones médicas prioricen la protección de todos los pacientes, presionar al Congreso para aprobar legislación que frene la avaricia en la atención médica y exigir que las organizaciones de salud inviertan en mejorar las verdaderas influencias sociales en la salud.
La glorificación del beneficio, «salve lucrum», está dañando la atención y la salud de la población. La atención médica no debería ser un motor para ganancias privadas excesivas.
Fuente: JAMA