La hepatitis D (VHD) ha sido oficialmente clasificada como carcinógeno humano (Grupo I) por organismos internacionales, al igual que los virus de la hepatitis B y C. Esta decisión refuerza la gravedad de esta infección y destaca la necesidad de acciones de prevención, diagnóstico y tratamiento urgentes.
¿Qué es la hepatitis D y por qué es tan relevante?
- El virus de la hepatitis D sólo puede infectar a personas que ya están infectadas con Hepatitis B (VHB), ya que requiere la presencia del antígeno de superficie del VHB para replicarse. 
- Aunque su prevalencia global es menor que la de otras hepatitis virales, su curso clínico suele ser mucho más agresivo: mayor rapidez hacia cirrosis, hepatopatía avanzada y cáncer de hígado. 
- Al clasificarlo como carcinógeno humano, se reconoce que la infección por VHD contribuye de forma directa al desarrollo del carcinoma hepatocelular (cáncer de hígado) en la población infectada. 
Implicaciones para la práctica clínica
1. Diagnóstico más riguroso
Dado este cambio, se recomienda que los pacientes con infección por VHB sean evaluados también para VHD de forma sistemática, incluyendo pruebas de anticuerpos anti-HDV y ARN cuando corresponda.
2. Estrategia de prevención reforzada
La única forma efectiva de prevenir la hepatitis D es a través de la vacunación contra la hepatitis B y evitar la infección por VHB. Las medidas de reducción de riesgo (uso seguro de agujas, prácticas de transfusión óptimas, etc.) también son fundamentales.
3. Tratamiento y seguimiento intensificados
Metas terapéuticas y vigilancia más agresivas son necesarias en coinfección VHB/VHD, ya que el riesgo de progresión hacia fibrosis, cirrosis y cáncer es significativamente mayor que en la infección por VHB sola.
4. Salud pública y política sanitaria
La reclasificación afecta las políticas de salud pública: se necesita mejorar el acceso a pruebas de VHD, ampliar la cobertura vacunal para VHB y fortalecer los programas de detección, especialmente en poblaciones de alto riesgo.
La hepatitis D es una infección grave que merece atención prioritaria: ahora clasificada como agente carcinógeno humano, requiere protocolos clínicos más estrictos, prevención reforzada y políticas sanitarias robustas. Este cambio subraya que no sólo es una hepatitis más, sino una amenaza importante para la salud hepática y general.




