La incontinencia es una condición más común de lo que pensamos. Las cifras indican que la enfermedad afecta aproximadamente a 200 millones de personas a nivel global, alcanzando hasta el 69% de la población femenina, y entre 25 y 30% de los hombres, convirtiéndose en un enemigo que afecta la calidad de vida de millones de personas.

Con el objetivo de generar una mayor concientización y sensibilizar sobre la importancia de combatir sus síntomas, organizaciones científicas como la Sociedad Europea de Urología y la Asociación Internacional de Continencia y sectores de la industria impulsan la Semana Mundial de la Incontinencia, una iniciativa que se celebra entre el 21 al 27 de junio y busca visibilizar esta condición, invitando a pacientes y cuidadores a buscar ayuda de manera oportuna para acceder a tratamientos y vivir una vida con bienestar. Comunidades de pacientes como Retoma el control, orientan a quienes están viviendo con esta condición con herramientas, información y tips para identificar qué tipo de incontinencia se tiene, cómo buscar ayuda y cómo afrontarla.

El manejo de la incontinencia puede estar en tus manos.

¿Cómo sé si tengo incontinencia?

La incontinencia es una condición relativamente fácil de detectar. Los síntomas más comunes son: escapes de orina, aumento de frecuencia al orinar, disminución progresiva de la cantidad de orina o urgencia de llegar rápido al baño. Algunas situaciones aumentan el riesgo de presentarla, entre ellas la vejez, los problemas de próstata en hombres, los meses luego de un parto para las mujeres, múltiples partos o partos traumáticos; pero cualquier persona puede ser diagnosticada con incontinencia.

¿Cómo se diagnostica la incontinencia?

Los médicos pueden identificar la incontinencia a partir de los síntomas. Para verificar el diagnóstico, los pacientes deben realizar una revisión exhaustiva de antecedentes y exploración física y, en caso de necesitarlo, pueden requerir análisis de muestras de orina, medición de la cantidad residual de orina en la vejiga luego de la micción, o simplemente llevar un diario miccional o fecal que haga un recuento del número de visitas al baño, cantidad de orina producida y tipo de líquidos consumidos. A partir de esta evaluación se podrá reconocer el tipo de incontinencia que se padece.

¿Existen varios tipos de incontinencia?

Hay diferentes tipos de incontinencia que se producen por diversas situaciones. Los más comunes son:

Incontinencia de esfuerzo

La incontinencia de esfuerzo o estrés produce una pérdida repentina de orina cuando aumenta la presión sobre la vejiga por toser, estornudar o levantar algo, y es causada por músculos debilitados o deteriorados del suelo pélvico. Se relaciona comúnmente con actividades físicas.

Incontinencia de urgencia o imperiosa

La incontinencia de urgencia produce una necesidad incontrolable y constante de ir al baño hasta el punto de no poder llegar a tiempo. Es causada por daño en los músculos o nervios que controlan la micción. En algunos casos, los pacientes con vejiga hiperactiva no presentan pérdidas de orina, pero las idas al baño perjudican su calidad de vida, su ciclo del sueño y su vida social/familiar.

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