La gente lleva más de 20 meses luchando para hacerle frente al miedo, la pena y la ansiedad. El estrés se ha convertido en la “nueva normalidad”.

Este último año estuvimos preparándonos para pasar nuestras vacaciones lejos de nuestros seres queridos, ya que el aislamiento fue la norma a seguir durante el primer año de la pandemia. Ahora tenemos vacunas que nos han proporcionado mayor libertad para reunirnos. Sin embargo, la desinformación y las disputas políticas han agravado la situación. Siendo así, el COVID-19 se trata de algo más para añadir a nuestra ansiedad.

Es importante que reconozcamos nuestro estrés y lo afrontemos de forma saludable. Tal como es importante vacunarse y tomar las precauciones necesarias para ponerle fin a esta pandemia, también lo es abordar cualquier problema de salud mental y cambiar los comportamientos que puedan habernos llevado a la depresión.

Definiendo la enfermedad mental

El término enfermedad mental se usa para describir una serie de condiciones que varían de leves a moderadas o graves, y que son tan comunes que, solo en 2019, era extremadamente común que afectaran a uno de cada cinco estadounidenses. Esta es la cifra disponible más reciente, pero probablemente sea mucho más alta desde el comienzo de la pandemia.

Las enfermedades mentales se dividen en dos categorías: trastorno mental (AMI) y trastorno mental severo (SMI). La primera puede ser literalmente cualquier condición mental que afecte tu ánimo, tu comportamiento o tu forma de pensar. Aquí se incluye la depresión, los trastornos alimenticios y de ansiedad, y los comportamientos adictivos. Las SMI son similares, pero afectan drásticamente la habilidad de una persona de funcionar con normalidad.

Empeorando las cosas

En los últimos 20 meses, la pandemia no ha hecho sino incrementar los problemas de salud mental. Como criaturas de costumbres, nos vimos abocados a perder la rutina, la fiabilidad y la estabilidad de nuestra vida cotidiana cuando empezó la pandemia.

El aislamiento forzado, la avalancha de malas noticias y la pérdida de empleos, ingresos y vidas eran casi como algo sacado de una película distópica. El estrés se convirtió en nuestra nueva normalidad. De no ser tratado, puede causar:

  • Cambios en el apetito, la energía, los deseos y los intereses
  • Dificultades para concentrarse y tomar decisiones
  • Dificultades para dormir
  • Sentimientos de enojo, miedo, frustración, tristeza y preocupación
  • Reacciones físicas como: dolores de cabeza y de cuerpo, problemas estomacales y sarpullidos
  • Empeoramiento de los problemas de salud crónicos
  • Aumento del consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias

Reconociendo que necesitas ayuda

Muchos de nosotros hemos sido educados para ignorar estos sentimientos. Nos enseñan a luchar, a mantener la cabeza alta o a superarlo.

No funciona de esa manera. Es importante reconocer que puedes necesitar ayuda para superar un obstáculo de salud mental. Y eso está bien. Sin embargo, demasiadas personas no reciben la atención que necesitan debido al estigma que rodea a las enfermedades mentales y a su tratamiento.

Estos problemas pueden llevar a discriminación en el trabajo, la escuela o las actividades sociales. La familia, los amigos y los compañeros de trabajo no entienden del todo lo que está pasando. Puede que empieces a pensar que no lo superarás o que comiences a definirte según tus sentimientos. Pero nunca deberías dejar que ese estigma te impida buscar tratamiento.

Dejando atrás el estigma

El estigma se puede superar. Al igual que no debes enfrentarte solo a una enfermedad mental, debes hacer uso de recursos que te ayuden a superar el estigma. Por ejemplo:

  • Busca tratamiento. Con terapia puedes identificar lo que está mal y encontrar soluciones para reducir los síntomas que están afectando tu vida.
  • No te avergüences. No eres débil. Las personas suelen necesitar ayuda cuando se trata de salud mental. Conectar con otros puede ayudarte a mejorar tu autoestima y a superar la autocrítica destructiva.
  • No te aísles. Es importante que te apoyes de gente en la que confías. Podría ser difícil encontrar a alguien así, pero ten por seguro que hay personas cariñosas y compasivas que han pasado por luchas similares. Pueden ofrecerte apoyo si les das tu confianza.
  • No te identifiques con tu enfermedad. Tienes un padecimiento. NO eres tu enfermedad. Podrás tener trastorno bipolar o esquizofrenia, mas no eres una persona bipolar o esquizofrénica.
  • Únete a un grupo de apoyo. Puedes hablar con un médico o un consejero para encontrar programas locales o grupos de Internet que puedan educar a las personas sobre tu afección. Esto te ofrece apoyo y ayuda a educar a otros.
  • Busca ayuda en la escuela. Si tu hijo está lidiando con problemas de salud mental, es ilegal que la escuela no ponga de su parte para ayudarlo a adaptarse. Los educadores de todos los niveles, desde la primaria hasta la universidad, deben hacer los ajustes necesarios para los niños de la mejor forma que puedan. No hacerlo puede dar lugar a sanciones civiles o penales.
  • Habla. Prestar tu voz para luchar contra el estigma hacia las enfermedades mentales aumentará tu confianza y la confianza de los demás.https://www.altamed.org/
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