Mándibulas cuadradas, pómulo pronunciado y ojo felino son rasgos comunes que encontramos al observar la apariencia de la belleza contemporánea. Caras talladas bajo un mismo patrón y que no son fruto (en muchas ocasiones) de la genética.
Las inyecciones de bótox y de ácido hialurónico, el rediseño del arco de la mandíbula o el relleno de labios (el preferido de Kylie Jenner) son solo algunos de los tratamientos más demandados en la medicina estética realizada en clínica (sin necesidad de anestesia ni ingreso hospitalario). Ha sido el sector que más ha crecido mundialmente: 13,2 millones de procedimientos, frente a 10,4 realizados con bisturí y en quirófano, según datos de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica.
Eliminar la grasa de las mejillas para resultar más fotogénico es una tendencia en auge y se conoce como bichectomía. El término puede resultar confuso pero consiste en la extracción de la bola de Bichat. ¿Qué es eso? Un acúmulo de grasa que está justo debajo del pómulo y que algunos famosos se han extirpado (se rumorea que Kim Kardashian, Megan Fox, Madonna e, incluso, Robert Pattinson se lo han hecho).
¿En qué consiste?: «Se trata de una intervención sencilla que se realiza desde la cavidad oral por lo que no queda ninguna marca exterior». Es decir, es parecido a un tratamiento dental que se hace con anestesia local y se tarda unos 30 minutos.
Habitualmente son jóvenes, de entre 25 y 35 años, los que más solicitan este tipo de tratamiento, según comenta Frutos, quien puntualiza que está contraindicado para personas con «la cara muy alargada, poco relieve en el pómulo o con flacidez».
Una vez que se quitan las bolas de Bichat este tipo de grasa no se reproduce, por lo tanto, los efectos de la cirugía son permanentes. El efecto irreversible de la bichectomía es un «motivo para plantearse detenidamente su realización».
No hay marcha atrás, el aspecto redondeado de la cara no solo depende de las bolas de Bichat, sino de otros factores como los músculos de la zona. A veces, una vez extirpadas, «no se consigue todo el efecto deseado», comenta el cirujano. Por otra parte, con la edad «se va perdiendo grasa facial» y la zona de las mejillas podría quedar con los años «excesivamente delgada produciendo un efecto muy poco estético».
Como la bichectomía al final lo que busca es afinar la cara se puede recurrir a técnicas estéticas no invasivas como las que propone. En lugar de reducir la zona de debajo de los pómulos, con estos tratamientos lo se hace es trabajar la musculatura superior. Esto tiene un doble efecto, ya que elevamos el tejido, por lo que si había flacidez en la zona que hubiera causado una pérdida de definición del contorno, «se recuperaría la firmeza, afinándose la parte inferior», explican desde este centro estético.
Además, al trabajar la musculatura «el pómulo gana volumen de forma natural.
Los millennnials son la generación que más intervenciones de medicina microestética se realizan, como demuestran los datos publicados en 2018 por la Academia Americana de Cirugía Facial Plástica y Reconstructiva (AAFPRS). Inyectarse toxina botulínica en dosis bajas está a la orden del día entre las jóvenes para hacer desaparecer las primeras líneas de expresión. Todo para salir bien en las fotos que se suben a Instagram y Facebook.
Estrellas como Kim Kardashian, Bella Hadid y Dakota Johnson han admitido recurrir a la medicina estética de manera preventiva, pero también para mejorar la apariencia de la cara, jugando con los volúmenes y las proporciones.
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