La psicosis suele provocar cambios en el estado de ánimo y en la forma de pensar dando lugar a ideas extrañas, por lo que resulta difícil entender qué siente la persona afectada. Con el objetivo de comprender en qué consiste la experiencia psicótica, es útil clasificar por grupos algunos de los síntomas más característicos.

Pensamientos confusos: los pensamientos más comunes se vuelven confusos o dejan de guardar una relación adecuada entre sí. La expresión verbal puede resultar difícil de entender o puede perder el sentido. En algunos casos, el paciente puede tener problemas para concentrarse, seguir el hilo de la conversación o recordar las cosas. Los pensamientos parecen acelerarse o volverse más lentos.

Creencias falsas: con frecuencia, la persona afecta de un episodio psicótico tiene creencias falsas, conocidas como delirios. El grado de convencimiento es tan alto que ningún razonamiento, por lógico que sea, es capaz de refutarlo. Por ejemplo, puede estar convencido de que la policía le está vigilando, simplemente por la forma en que están aparcados los coches fuera de su casa.

Alucinaciones: por efecto de la psicosis, la persona puede ver, oír, sentir o oler cosas que en realidad no están presentes. De esta manera, puede escuchar voces que nadie más puede escuchar, ver objetos inexistentes o percibir el olor o el sabor de los alimentos alterados que le parece que están en mal estado o incluso envenenados.

Cambios afectivos y de percepción: a veces, la forma de sentir de la persona cambia de repente, sin que exista una causa aparente, haciendo que se sienta extraña y aislada del mundo. Son frecuentes los cambios bruscos en el estado de ánimo, pudiendo sentirse muy excitada o, por el contrario, deprimida. En ocasiones, parece que las emociones pierdan intensidad, por lo que puede sentir menos que antes o dejar de manifestar sus emociones a las personas que le rodean.

Cambios de conducta: las personas que padecen una psicosis presentan cambios en su conducta habitual. En algunos casos se vuelven extremadamente activas y en otros, les sobreviene un gran letargo que les hace estar sin hacer nada durante todo el día. Pueden reír en momentos inoportunos o enfadarse sin motivo aparente. Muchas veces, estos cambios de conducta se relacionan con los síntomas que hemos mencionado anteriormente. Por ejemplo, si la persona cree que se encuentra en peligro puede llamar a la policía, si piensa que es un profeta puede pasar el tiempo predicando por la calle o puede dejar de comer si tiene miedo a que la comida esté envenenada.

Los síntomas varían de una persona a otra y en algunos casos, cambian con el tiempo.

FUente: parcdesalutmar.cat

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